Para recordar:
“Te ganarás el pan con el sudor de tu frente,hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado.Porque polvo eres,y al polvo volverás”
(Génesis 3:19)
Cuenta la historia, que en la triste época de la esclavitud, un hombre de color que iba a ser vendido y valía mucho, porque era fuerte, tenía su dentadura completa, podía comer muy bien, no sufría ninguna enfermedad, y el que lo comprara tenía la garantía que él podía rendir mucho. Pero repetía hasta el cansancio: “No voy a trabajar”.
Pasaron los días y una persona que transitaba por el pueblo vio a dicho esclavo en venta, sin embargo, escuchaba la frase: “Yo no voy a trabajar”. Y se oía a cierta distancia: “Si alguien me compra, sepa y entienda que no voy a trabajar”.
El visitante se acercó y habló con el promotor y acordaron un alto precio por dicho varón.Y esclavo le dijo: “Si yo estoy diciendo que no voy a trabajar ¿Por qué usted me compró?” El hombre le replicó, yo te compré para que fueras libre… y rápidamente el esclavo le contesta, “entonces ¿yo me puedo ir a trabajar con usted?”.
Por otra parte, el mundo con el problema de la pandemia, se ha paralizado;¡Todavía no arranca! Pero en el caso de Venezuela, se pudiera decir que está en peores condiciones que muchas naciones, ya que nuestro país, prácticamente estaba paralizado antes de la pandemia, de muchas maneras:
1) El aparato productivo está destruido y se siguen acosando a las empresas, como para exterminar lo que queda. 2) La industria del petróleo dio dinero para corrupción,para pagar “Misiones” y hasta para mantener sueldos “míseros”, presuntamente, en aras de conservar al gobernante en el poder. 3) Tristemente, hubo muchísimas personas que cambiaron el trabajo en distintas áreas, tan solo para esperar “hasta sentados” un depósito bancario.
La experiencia del mundo en países desarrollados es bastante distinta, ya que por los compromisos económicos y altos presupuestos para poder vivir, obligó a muchos a realizar manifestaciones para que el gobierno los dejara trabajar. Es decir, trabajar en tiempos de crisis se convirtió en un desafío.
En diferentes naciones, así como todavía en Venezuela hay quienes les gusta trabajar bastante duro; y como dijimos, acá se creó la máscara que todo el mundo está recibiendo dinero, trabaje o no trabaje, pero para recibir uno de los menores sueldos del mundo y son muy pocos los alimentos que se pueden comprar con ese dinero.
Por su parte, León Tolstoi, dijo: “El secreto de la felicidad no está en hacer lo que se quiere sino en querer siempre lo que se hace”. Todo lo que hacemos debemos realizarlo con agrado.Trabajar, aunque es duro, debemos cumplirlo con entusiasmo y el trabajar duro no deshonra a nadie, pero con el problema de la gasolina la nación no despierta.Es necesario cambiar la óptica de lo que significa el trabajo, especialmente en estos tiempos.
Felices los que han podido trabajar toda su vida. Lamentamos que muchas personas no posean un trabajo digno. Pero nunca justificaremos la delincuencia porque no tengamos un trabajo.Todos deberíamos entender el principio divino del trabajo.
Cuando Dios hizo al hombre lo colocó en huerto para que lo trabajara, pero después del pecado, las cosas cambiaron y tuvo que decirle Dios al hombre: “con el sudor de tu frente comerás el pan” (Génesis 3: 17 al 19). Y nunca fue la voluntad de Dios que el trabajo fuera visto como una carga.
Para ello fue que vino Cristo quien dijo “Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).Él nos dará el descanso, alivio, paz,en medio de las penas por el trabajo y avatares de la vida.
Él pagó con su muerte en la cruz el precio para que fuésemos libres. Por ello, deberíamos hacer como el esclavo de nuestra historia que en su libertad escogió trabajar;trabajar para nuestras familias; trabajar para nuestro país y especialmente, trabajar por Dios para ayudar a otros a llegar a sus pies.
Eduardo Iván González González
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