Ante la debacle generada por un régimen corrupto, hambreador y nefasto que ha destruido la industria nacional y todo lo que representaba el desarrollo y progreso, esto ha llegado al cimiento de la clase trabajadora quitándonos nuestras conquistas y destruyendo así nuestra calidad de vida, en el marco de este Primero de mayo de dos mil veinte, día internacional del Trabajador, se pronunciaron las Centrales Sindicales: Central General de Trabajadores CGT; la Unión Nacional de Trabajadores de Venezuela UNETE; y la Central de Sindicato Autónomos CODESA; afiliadas a la Alternativa Democrática Sindical de las Américas ADS
Señalan que son 21 años de un oprobioso modelo político que utilizó la Constitución del 1969, llena de un gran contenido democrático, para hacerse del poder y destruir todas las instituciones del estado y ponerlas al servicio de una tiranía totalitaria y perversa.
Estiman que el movimiento de trabajadores no escapó a tal destrucción, dividiéndonos entre patriotas y traidores; seguido de la expropiación de todas las conquistas laborales, logradas por luchas de décadas y es a partir del 2012 se viene profundizando mucho más esta crisis.
En el desarrollo de estos tres últimos años el régimen opresor ha dirigido su fuerza a destruir ese musculo vital para el mundo moderno por su participación protagónica en los procesos industriales y productivos de una nación. Sus garras han tratado de enterrarlas en los trabajadores planificando y ejecutando la hambruna más grande de nuestra historia republicana; sin salario, sin salud, sin empleo, sin seguridad social y con la carencia de todos los servicios públicos básicos para garantizar la vida digna de cada individuo, persecuciones, amenazas, secuestros y además acusaciones a dirigentes sindicales con señalamientos muy graves, las cuales son ejecutadas con el mayor escrúpulo y sin importarles absolutamente nada la clase obrera.
Un régimen que juega con a las organizaciones internacionales, negando lo que sucede en nuestro país, la clase trabajadora estamos arrinconados por la gestión de un régimen Usurpador que de la forma más descarada ignora y no aplica las sugerencias emitidas por la Comisión de Investigación de la Organización Internacional del Trabajo OIT en referencia a convenios fundamentales como el Convenio 26 sobre fijación de salarios mínimos, Convenio 87 sobre la Libertad sindical y el Convenio 144 sobre consulta tripartita, convenios que han sido ratificados por Venezuela. Como también ignora el Informe emitido por la Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, Dra. Michelle Bachelet, que exhorta al régimen a poner fin a la permanente violación de los derechos humanos de los venezolanos.
Salario y cesta ticket de hambre
En este sentido y dejando prueba de su accionar, ajusta el nominado salario mínimo de hambre a 400 mil bolívares que sólo representan 2 dólares; el resto de lo anunciado es el ajuste a 400 mil bolívares del cesta ticket del hambre, el cual no tiene incidencia en las prestaciones sociales del trabajador. Con esto deja muy claro el régimen hambreador que su estrategia política es profundizar la esclavización de la clase trabajadora, cuando el costo de la canasta alimentaria se remonta para esta fecha en 68 millones de bolívares, unos 340 dólares (según las proyecciones del CENDAS para este mes de abril del año en curso).
La verdad no se puede ocultar, como son las condiciones generadas por este Régimen Genocida quien le ha impuesto al trabajador venezolano el hambre, la migración forzada, miseria, caos e incertidumbre; situación que nos ha llevado a salir a las calles a protestar por respuestas concretas para conseguir alimentos y poder llevarlo a nuestros hogares, y así poder mitigar nuestro hambre y el de nuestra familia; por supuesto la respuesta del régimen no se hace esperar, y no es otra que represión, persecución, acoso, secuestro y prisión; convirtiéndose la vida del trabajador en una lucha de sobrevivencia y rebeldía ante el Régimen Opresor.
A toda esta calamidad, se le suma el virus Covid-19, una pandemia mundial que azota la vida en el planeta pero que ha sido usada por el régimen como cortina para palear y tratar de ocultar la realidad de la debacle de su accionar político-económico-social, sometiéndonos a una cuarentena obligatoria para evitar el “contagio masivo”.
La tiranía con la excusa de una escasez severa de gasolina, de alimentos y servicios públicos, ha tratado de “contener al pueblo”, tal como lo ha hecho con la clase trabajadora, pero este régimen no puede contener la furia de un pueblo quienes en las calles están en una clara “sublevación social”, un pueblo que ya está resteado a salir a protestar por el restablecimiento de sus derechos humanos, debido a que si no muere por el virus, está destinado a morir de hambre.
Proponen los trabajadores
La clase trabajadora, autónoma, independiente, con mucha claridad expresa al pueblo de Venezuela que es necesaria la unidad, organización, ánimo y mucha fortaleza para que el Régimen entienda que su tiempo expiró, no más tragedias, hambruna, dilapidación de nuestros recursos naturales y destrucción del país, por lo cual es indispensable:
.- Un cambio del modelo político y eso pasa por la salida de Maduro y todo su equipo.
·- La Instalación de un Gobierno de Emergencia Nacional con representación de todos los sectores de la sociedad, incluyendo representantes del movimiento de trabajadores.
·- Instalación de la mesa para el diálogo tripartita en cumplimento con el convenio ratificado por Venezuela y ratificado en el Informe de la Comisión de Investigación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en donde participen los trabajadores, representantes de los sectores productivos del país y del Gobierno de Emergencia Nacional, con un plan de emergencia de corto, mediano y largo plazo.
·- La aprobación de una ayuda económica para todos los trabajadores del país, incluyendo jubilados, pensionados y discapacitados; hasta tanto se restituya un salario digno ajustado a lo establecido en el artículo 91 de nuestra constitución y se activen todos los beneficios laborales y contractuales expropiados por el régimen.