Para recordar:
“Volveré a mi casa de donde salí. Y cuando llega, la halla barrida y adornada”
(Lucas 11:24,25)
Con los problemas que ha tenido Venezuela durante los últimos veinte años, para estos días se acató la cuarentena y no se sabe cuándo ocurrirá el desconfinamiento. Esto ha llevado a: Mayor destrucción del aparato productivo; aumento del hambre y empobrecimiento; más ideologización política; gobernantes y ciudadanos representando mal el cristianismo; violaciones de la Carta Magna a todo nivel, siendo causas posibles para que muchas personas se fueran del país, dejando la casa vacía.
Con el problema del COVID-19, en el mundo entero, han sido numerosas las personas que regresaron o están regresando a sus países,quienes han pasado hambre, sed, angustia y chequeos, como es lógico, con tal llegar a sus hogares de nuevo.
Con la casa vacía,los que regresan pudieran encontrarlas violentadas por los vándalos. Pero, poco antes de la pandemia, funcionarios del gobierno animaban a algunas “personas” invadir dichas casas (www.clarin.com, 24/09/19). Pese a la cuarentena,algunos quisieron invadir, cometiendo delitos tipificados en cualquier Constitución del mundo y en la Ley de Dios ¿Serán juzgados por el Juez Supremo?
¿Dónde está la honradez de dichos gobernantes y las personas que se prestan para ello? Tristemente, esos infractores se fijan en casas bien ubicadas, compradas honradamente y con el verdadero sudor de la frente; habiendo tantos terrenos, en esta y otras ciudades para planificar bien los urbanismos ¡Las invasiones deben acabarse!
Cuando Jesús, el Hijo de Dios, le sacó un demonio a una persona,aprovechó de hablar una parábola.Mencionó que si el espíritu malo se devolvía y encontraba la casa vacía iba a ser peor. Lo adaptamos así: “Volveré a mi casa de donde salí. Y si la encuentro limpia, entonces me meteré con siete demonios más” (Lucas 11:24,25,26).
Hallar la casa barrida y sin nada adentro (espiritualmente hablando) significan varias cosas: Según folleto de la Escuela Sabática (2008) referente a Mateo 12, señalan que “cuando hacemos lo malo y lo quitamos de nuestras vidas, hay que llenar nuestra mente y la vida de cosas buenas, con inteligencia y diligencia”.
En el mismo folleto recalcan: “El cristianismo no es una religión negativa compuesta de diversas prohibiciones, es una fuerza positiva y constructiva para el bien. Y que el Espíritu de Dios debe entrar en la vida y controlar el pensamiento y la conducta (2ª Corintios 6:16; Efesios 2:22). No basta odiar el mal; debemos amar y atesorar ardientemente lo que es bueno” (Amós 5:15).
Volviendo al milagro, cuando Cristo sacó el demonio, esa persona comenzó a hablar normalmente. Dado lo sucedido, los maléficos escribas y fariseos lo cuestionaron por sanar y decían que Jesús echaba demonios en nombre de Belzebú o Satanás (Lucas 11: 15-19).El Maestro enseñó que un reino dividido no puede subsistir.
Por ello, mostró que fue Dios, su Padre, quien le permitió sacar a dicho demonio. Y les dijo: “Más si por el dedo de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros” (Ídem, v.20).
Para esa entonces una mujer reconoció al Hijo de Dios, y lo bendijo.Entre tanto, esos fariseos y otras sectas judías le pedían que hiciera señales para creer en Él. Por eso Cristo les mencionó la historia de Jonás y Salomón, con Nínive y la Reina Saba (respectivamente), ya que la gente creyó en la palabra de ellos(ver Jonas 3; y 1er libro de Reyes 10:3,6).Ese era el método que Jesús les dijo que estaba usando: La Palabra.
Solo debemos creer que Jesucristo existe y aceptarlo como el único Salvador de este maltratado planeta, al cual le queda “poco” tiempo.
Ahora bien, después de tanta calamidad que hemos visto en esta tierra, necesitamos llenar nuestra vida de Cristo, para que Él pueda entrar y vivir su vida perfecta dentro de nosotros (Gálatas 2:20; Apocalipsis 3:20) y estemos preparados para ese reino que anunció (Lucas 11: 20).
Eduardo Iván González González
www.ventanabiertalmundo.com
