El desempleo sigue generando preocupación en América Latina a medida que avanza la pandemia del nuevo coronavirus.
Chile informó el lunes que que antes de la llega de la enfermedad, el 3 de marzo, había unos 700.000 desempleados y ahora se bordea el millón de personas sin trabajo.
La ministra del Trabajo, María José Zaldívar, precisó que sólo en marzo la Dirección del Trabajo recibió 300.000 cartas de desempleo de personas que integraban una fuerza laboral en torno a los nueve millones de trabajadores, en un país que tiene 13.813 contagiados y 198 fallecidos. Agregó que 66.573 empresas grandes, medianas y pequeñas, se cogieron a una ley vigente desde mediados de abril que les permite suspender por tres meses su relación contractual con 516.826 trabajadores.
La norma faculta a las empresas para dejar de pagar el salario a sus trabajadores, que sólo recibirán el 70% de sus ingresos –que disminuye mensualmente– a través del seguro de cesantía. Los empresarios sólo están obligados a pagar el seguro de salud y el aporte del 10% de aporte mensual a las futuras pensiones.
En Chile, como en otros países del mundo, afecta el cierre de empresas y comercios, la reducción del transporte público y de un sinfín de actividades informales –como lavadores de vehículos, vendedores de pan, frutas– que dejaron de recibir ingresos para el sustento diario o lo perciben en montos mucho menores. El gobierno del presidente Sebastián Piñera ha dispuesto varios mecanismos para apoyar la liquidez de las empresas y pequeños bonos e ingresos mínimos para los más pobres, pero sus destinatarios los consideran insuficientes.