#OPINIÓN Buena nueva: Sería una lástima #26Abr

-

- Publicidad -

El día mismo de su Resurrección, Jesús se apareció a dos discípulos suyos caminando hacia un pueblo llamado Emaús. (Lc. 24, 13-35)

Estos dos hombres, que trataron a Jesús de cerca, no lo reconocieron. Y le comentan lo desilusionados que estaban con lo de su muerte: “Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel, y sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron.”

- Publicidad -

El Señor los reprende su falta de fe: ¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas!

Pero notemos que, además de la falta de fe, estos discípulos tenían apego a sus propios criterios. Ellos dicen haber esperado un Mesías diferente a lo que Jesús fue: esperaban un Mesías “libertador de Israel”. Es decir, tenían su propia idea de cómo debía actuar el Mesías, con lo que muestran que no aceptaban a Jesús de verdad.

Y, al sentirse ellos emocionados con estas explicaciones que Jesús les daba sobre los pasajes de la Escritura que ser referían a Él, le piden: “Quédate con nosotros”. Jesús accede y al estar sentado a la mesa, “tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se los dio”. Fue en ese momento cuando “se les abrieron los ojos y lo reconocieron”. Al escuchar a Jesús, su corazón se emocionaba e iban entendiendo lo que les explicaba. Y al recibir a Cristo en la Eucaristía, pudieron reconocerlo y pudieron creer que realmente había resucitado.

Para nosotros escuchar a Jesús, debemos buscarlo primeramente en su Palabra contenida en la Biblia y en las lecturas de cada domingo. Y para reconocerlo cuando se nos acerca en nuestro camino, debemos estar en sintonía con El, sobre todo a través de la oración. Pero, además, hay que recibirlo con frecuencia en la Sagrada Eucaristía. Y cuando no la podamos tener, realizar frecuentes Comuniones Espirituales.

Así podremos creer sin ver. Y muy importantes también: así podremos desprendernos de nuestros propios criterios y cambiarlos por los criterios de Dios. Podremos dejar nuestra manera de ver las cosas para verlas como Dios las ve. Así podremos reconocer al Señor cuando nos enseña su Verdad y nos muestra sus criterios. Así podremos aprovechar la gracia de su presencia en nosotros y en medio de nosotros.

Sin la Palabra de Dios, la oración y la Eucaristía, Jesús podrá pasar delante de nosotros y no lo reconoceremos ni aprovecharemos su presencia. Sería una lástima.

Isabel Vidal de Tenreiro

www.homilia.org

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -