Las personas con discapacidad auditiva se comunican por señas y algunos leen los labios, este último mecanismo de comunicación se vuelve imposible ante el uso del tapabocas por la COVID-19.
María Alejandra Morao, es una joven que nació con hipoacusia neurosensorial profunda bilateral, fue implantada con una prótesis auditiva cuando era una adolescente, ahora a sus 30 años ha tenido que luchar para poder oír. Aunque el aparato que usa le permite escuchar como cualquier otra persona, en oportunidades fallan algunos repuestos de su implante, quedando en silencio pero con la esperanza intacta de poder percibir nuevamente los sonidos.
«En este momento voy para dos meses sin poder escuchar, el procesador de mi implante coclear se dañó y es muy difícil conseguirlo, además de que es costoso», relata al equipo periodístico.
Detalla que ante la imposibilidad de oír, aprendió a leer los labios, lo que en tiempo de cuarentena resulta imposible ante el uso del tapabocas.
«Es complicado para mi comunicarme en la calle porque todas las personas usan tapabocas, no puedo escucharlos y mucho menos leer sus labios», dijo.
Ante esta difícil realidad, surgió un emprendimiento que comenzó a dibujar sonrisas en las personas con deficiencia auditiva.
«Cuando comenzó la cuarentena que me tocó usar un tapabocas desechable, noté que era muy incómodo. Decidimos elaborarlos nosotros mismos y comenzamos a publicar los modelos en redes sociales. Fue entonces cuando me contactó una persona que tiene un familiar con deficiencia auditiva para que le hiciera uno y ahí comencé», explica Adriana Oviedo, una emprendedora barquisimetana que vio una oportunidad de crecimiento económico en medio de la pandemia del nuevo coronavirus.
Explica que cuenta con la colaboración de 7 personas, quienes la ayudan con la elaboración de estos tapabocas.
«Le colocamos en el centro una capa plástica a la medida de la boca de la persona para que puedan comunicarse y estén protegidas», contó a Elimpulso.com