Un hombre disfrazado de policía aterrorizó durante 12 horas la provincia canadiense de Nueva Escocia, baleó a la gente en sus casas y desató incendios dejando 18 muertos, el ataque más letal de este tipo en la historia de Canadá.
Las autoridades dijeron que el presunto agresor, identificado como Gabriel Wortman, de 51 años, que aparentemente trabajaba como fabricante de prótesis, también murió. La policía no proporcionó un móvil para los asesinatos.
El primer ministro Justin Trudeau informó el lunes que hubo al menos 18 muertos. ¿Cómo pudo suceder esto? Tal vez nunca lo sabremos, dijo el gobernante en conferencia de prensa. Trudeau pidió a la prensa evitar mencionar el nombre del agresor o mostrar su rostro.
“Hoy es un día devastador para Nueva Escocia y permanecerá grabado en la mente de muchos en los años venideros”, dijo el domingo visiblemente conmocionado en una conferencia de prensa Lee Bergerman, comisionado asistente de la Real Policía Montada de Canadá (RCMP, por sus iniciales en inglés).
Entre los muertos hay una agente de policía. Varios cuerpos fueron localizados dentro y fuera de una residencia en la pequeña comunidad rural de Portapique, ubicada 100 kilómetros (60 millas) al norte de Halifax, la primera escena del crimen, de acuerdo con la policía. También se localizaron cadáveres en otras localidades.
Desde el sábado en la noche, la policía comenzó a recomendar a los residentes del pueblo _que ya cumplían órdenes de confinamiento por la pandemia de coronavirus_ que cerraran sus puertas con llave y permanecieran en sus sótanos. También se reportaron incendios en varias casas de la zona. Las autoridades creen que el agresor posiblemente supo quiénes serían sus primeras víctimas, pero después comenzó a atacar al azar.
El portavoz de la RCMP, Daniel Brien, confirmó el asesinato de 16 personas y la muerte del sospechoso. La agente fallecida se llamaba Heidi Stevenson, madre de dos hijos y veterana con 23 años de experiencia. Otro agente resultó herido.
Los tiroteos masivos son relativamente inusuales en Canadá. El país reformó sus leyes de control de armas después de una masacre en 1989, en la que el agresor Mar Lepine mató a 14 mujeres antes de quitarse la vida en la Universidad École Polytechnique de Montreal, que hasta el domingo era el peor ataque de su tipo en la historia del país.
Ahora es ilegal poseer una pistola sin registro o cualquier arma automática en Canadá. El país también exige capacitación, una evaluación personal de riesgos, dos referencias, notificación al cónyuge y registros de antecedentes penales antes de adquirir un arma.
“Como país, en momentos como este, nos unimos para apoyarnos unos a otros. Juntos nos lamentaremos con los familiares de las víctimas y les ayudaremos en estos momentos difíciles”, afirmó Trudeau en un comunicado escrito el domingo.