La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) reveló que debido a la pandemia del coronavirus en Sudamérica alrededor de 6 mil venezolanos han regresado a su país en lo que va de 2020.
Sin embargo, quienes en su momento pertenecieron a la migración forzada, han sido rechazados por sus propios paisanos, no solo por los riesgos de contagio de la COVID-19, sino por haberse ido cuando el país atraviesa por una profunda emergencia humanitaria compleja.
En un contacto telefónico para Elimpulso.com, el sociólogo Daniel Azuaje aclaró que este tipo de discriminación no es un fenómeno exclusivo de Venezuela y calificó la actitud de rechazo como un acto de segregación.
«La actitud de rechazo con los venezolanos que regresan es una segregación producto de la descomposición social que existe en el país. Es como un pase de factura por no estar en resistencia y luchar contra las malas políticas del gobierno, pero es importante aclarar que es una porcentaje muy pequeño. Los venezolanos deben entender que las personas que decidieron irse no lo hicieron porque quisieron, simplemente se vieron obligados porque en su país natal no encontraron las condiciones mínimas para vivir», expresó Asuaje.
El especialista aseguró que la pandemia del coronavirus puso en evidencia el rechazo entre venezolanos y afloró los más escondidos sentimientos de discriminación y desprecio.
«El miedo que sienten los venezolanos residentes es que con la llegada de sus compatriotas se incremente los casos de coronavirus en el país. Además, la percepción es que mientras más personas regresen se alimente la pobreza, delincuencia y haya menos oportunidades de empleo. Ahora, mi opinión es que debemos recibirlos con los brazos abiertos. Así como huyeron del país porque no tenían otra opción, también regresaron porque se les cerraron en esos países todas las oportunidades. Debemos brindarles nuestro apoyo», manifestó.