#OPINIÓN Ventana abierta: Sentido pésame, sólo por unas horas #15Abr

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Para recordar:

“Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy”

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(Hechos 2:30)

Justo el 10 de Abril, de este año, parte del mundo recordó el día de la muerte de nuestro Señor Jesucristo, cuando fue llevado a la cruz por causa de esta humanidad.

Nos atrevemos a decir, con el permiso de ustedes, que si no hubiese sido por esta pandemia, del covid-19, más de uno hubiese estado en alguna fiesta, jugando en su casa o en la calle, y no mencionamos la playa, por la carestía que hay de dinero y gasolina.

Por esta calamidad el mundo debería estar de luto.A pesar de la estadística de fallecidos, estamos como más pendientes en evitar el contagio, que por los que mueren.

Pareciéramos oír el dicho: “Del muerto al hoyo y los vivos a sus asuntos”, tal vez, por varias razones: 1) Son muy numerosas las víctimas y se obvia el luto personal. 2) Dada la cantidad y el posible contagio, los familiares no se pueden presentar para el entierro o cremación. 3) En países como Ecuador, donde hay muchos extranjeros, con o sin dolor, dejaron cadáveres en la calle cual indigentes y ¿a quién darles el pésame?

Volviendo a Jesús, en esta época, tristemente las televisoras por cable o señal abierta pasaron pocas películas sobre su vida y obra; contenidos que muestran a un Salvador bendiciendo, perdonando, sanando, alimentando, pero algo que ningún mortal puede hacer sin permiso divino: Realizar una resurrección (como la de Lázaro).

María, la madre de Jesús, y quienes le acompañaron en la crucifixión, no habían entendido que Él iba a resucitar al tercer día (Lucas 24:6,7). Tal vez, por eso sufrió demasiado al ver morir a su hijo peor que un criminal. En ella se cumplió la profecía que su corazón sería traspasado,tal cual lo dijo Simeón (Lucas 2:34,35).

Ese hecho ocurrió un viernes.Jesús muere a la hora novena (Marcos 15:34,37),(equivalente a las 3 de la tarde) y toda la cadenas de eventos hizo decir al Centurión romano: “Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios” (Ídem, v. 39).

Como el viernes es sexto día; el de la preparación;“víspera del día de reposo” (Marcos 15:42), todos se disponían a guardar el sábado. Y como Jesús había muerto, antes que se ocultara el sol, debía ser colocado en la tumba.Eso dio oportunidad a José de Arimatea, en menos de tres o cuatro horas pidió el cuerpo de Jesús a Pilato y este se lo entregó.Sin poderlo embalsamar lo llevaron a dicho sepulcro (Ídem, v.46).

En un 50%, fueron pocas las personas  que se acercaron a María para darle el sentido pésame,sólo por unas horas.Les tocó reposar el sábado, el séptimo día de la semana, tal cual lo pide Dios en el mandamiento y Cristo reposó, aún en la tumba.

Eso es lo que Dios quiere que el mundo haga: Que repose en su día Santo, el séptimo día y no en otro. Por ello, a esos pocos que compartieron el dolor de la muerte con María, no les dio tiempo de llorar mucho, porque, muy temprano, el domingo, el primer día de la semana ya Jesús había resucitado(Marcos 16:1) ¡Qué maravilla!

Por su parte, el doctor Lucas,  escritor del libro de los Hechos, en el capítulo 2 (versos 22-27), relató vívidamente lo que Pedro dijo: “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios… prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó… Allí se cumplió la profecía,“Porque no dejarás mi alma en el Hades (tumba), ni permitirás que tu Santo vea corrupción…”, (verso 27; comparar con Salmos 16:10).

Distinto a Jesús ocurrió con David, cuando señaló: “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy”. (Es decir, no está en el cielo, y sus huesos pulverizados están esperando la resurrección, que Cristo hará a todo aquel que haya creído en Él).Luego, dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: “Varones hermanos, ¿qué haremos?” Y ese día se bautizaron unas tres mil personas (Hechos 2:41).

¿Qué haremos? Después del luto o de esta pandemia y sus consecuencias, sigue siendo la gran pregunta. Evidentemente que la solución a la vida y/o la resurrección es Cristo Jesús, Señor nuestro. Amén.

Eduardo Iván González González

www.ventanabiertalmundo.com

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