Después de semanas aferrándose a la esperanza de que el Tour de Francia podría disputarse pese a la pandemia de coronavirus, la carrera más emblemática del ciclismo se sumó finalmente a la lista de competencias deportivas que son aplazadas.
Aún podría hacerse realidad este año, pero es evidente que la ronda de tres semanas no largará el 27 de junio en Niza, la ciudad en la Riviera francesa, como se tenía previsto.
El presidente Emmanuel Macron esencialmente tomó la decisión en el discurso ante la nación el lunes en el que anunció que todos los eventos públicos masivos han quedado cancelados al menos hasta mediados de julio.
“Dado que ahora es imposible que el Tour comience en la fecha contemplada, estamos en consultas con (la Unión Ciclista Internacional) para buscar nuevas fechas”, dijeron los organizadores el martes.
Habría que remontarse a 1946 para encontrar la última vez que el Tour no se pudo realizar, con el país saliendo de la Segunda Guerra Mundial. Tampoco se pudo disputar durante la Primera Guerra Mundial.
Aunque la carrera podría ser cancelada del todo, los organizadores tantean otras fechas. Los nuevos planes podrían ser anunciados a fines de abril tras reuniones entre la empresa organizadora Amaury Sport Organisation y la UCI.
Realizar la carrera sin la presencia de legiones de espectadores al costado de las rutas y puertos de montaña en Francia — una idea propuesta previamente por la ministra de deportes Roxana Mărăcineanu— no es del agrado de los organizadores.
Año tras año, millones salen a presenciar el Tour, en un ambiente festivo en diversas regiones del país. La edición de este año cuenta con 21 etapas, la más larga de todas con una distancia de 218 kilómetros (135 millas). Se necesita el desplazamiento de miles de agentes de policía para vigilar a las muchedumbres, así como velar que los ciclistas puedan pedalear sin ser obstaculizados.
Los corredores también necesitan estar en óptimas condiciones de físicas. Después de semanas de confinamiento en sus hogares, los competidores necesitarán de varias semanas de entrenamiento para ponerse en forma.
También se tendrán que abrir las fronteras, de modo que corredores como el campeón del año pasado — el colombiano Egan Bernal — puedan viajar a Francia.
Otra complicación es modificar el calendario mundial del ciclismo, cargado de carreras en la temporada, incluyendo el Giro de Italia y la Vuelta a España.
El Giro, que se iba a disputar en mayo, fue pospuesto el mes pasado. La ronda española, que organiza Amaury, aún mantiene sus fechas originales del 14 de agosto al 6 de septiembre.
Si el Tour se realiza tras la Vuelta en septiembre, podría coincidir con el reprogramado Abierto de Francia de tenis. El torneo de Grand Slam, que se suele disputar en la arcilla de Roland Garros a fines de mayo e inicios de junio, quedó previsto entre el 20 de septiembre y el 4 de octubre.