Cuando las contingencias del Mundo amenazan la paz que necesitamos para sincronizarnos con las energías positivas del universo debemos apelar a los guías, presentes o inmanentes, y buscar los equilibrios entre nuestras esencias particulares y las manifestaciones fenomenológicas circundantes para así transitar los caminos espirituales que nos conduzcan a la luz interior que todos tenemos.
Los guías son canales luminosos que pueden transportarnos a niveles superiores de armonía donde desaparecen las urgencias de los apetitos y podemos permanecer como formas codificadas de interrelación sin involucrar nuestro Ser en el proceso de intercambios fenoménicos.
Cada Religión tiene sus propios sistemas y guías que facilitan estos procesos espirituales hacia la Paz. Nosotros los católicos tenemos a los Santos, quienes por su vida heroica al servicio de la superación social y moral del humano, se han constituido en canales para ascender a esa totalidad que nosotros llamamos Dios. El gran Santo del Siglo 20 ha sido para muchos el Padre Pio, nacido con el nombre de Francesco Forgione y quien amó tanto a Jesús-Dios que al igual que San Francisco de Asís recibió en su cuerpo los estigmas del Nazareno.
Una de las oraciones más conocidas del Padre Pio es la que solicita Quédate Señor Conmigo, expresando con humildad la debilidad humana que tenemos frente al asedio mundano y la necesidad de estar permanentemente asistidos por una fuerza de fe que nos dé constancia y firmeza en los íntimos propósitos de ascender a niveles superiores de armonía.
En estos momentos cuando Venezuela esta abatida por la cuarentena y la impiedad de los comunistas, cuando las penurias económicas hacen estragos dentro de las clases medias y sectores populares y la ambición del Poder enceguece a los líderes del régimen tenemos que hacer contacto con esa luz interna para desde allí tomar fuerzas y luego dar las batallas en contra de los demonios encarnados en dirigentes codiciosos que no piensan en el país sino en alcanzar metas personales. Necesitamos en estos días de soledad sentir la fuerza de nuestro padre celestial y con su `protección gritarle a las sombras de la incertidumbre que no estamos solos, que a nuestro lado está el verdadero Poder de la vida y la esperanza.
Una de las oraciones más simples y profundas con la cual podemos hacer el recorrido de ida y vuelta de nuestro corazón al mundo es precisamente Quédate Señor Conmigo, del Santo Padre Pio, con ella podemos resolver sin acudir a procesos complicados de introspección nuestra necesidad de paz, pero debemos repetirla en silencio de forma constante como lo enseña el Peregrino Ruso. Quédate Señor Conmigo para que con tu sangre sobre nosotros nos protejas de la maldad satánica que amenaza nuestra existencia. Quédate Señor Conmigo y que el Padre Pio con su inmanencia celestial pueda responder con su bondad infinita a los ruegos de millones de seres humanos que lo veneran como un canal que los conduzca a tu presencia, Quédate Señor Conmigo.
Señor Dios Mío, Santísima Virgen María, Venerado Padre Pio, haz que nuestros gobernantes entren y razón y que los líderes del gobierno se aparten del comunismo que amenaza con matarnos de hambre y los dirigentes partidistas entiendan que ellos no son los dueños de la oposición y están en la obligación de escuchar a la Sociedad Civil. El Señor es mi Pastor nada me falta, Quédate Señor Conmigo.
Jorge Euclides Ramírez