La diseñadora Carolina Herrera adaptó su línea de producción de alta costura en España para empezar a confeccionar mascarillas, batas sanitarias y monos quirúrgicos colaborar con grandes cantidades para la protección del coronavirus COVID-19 en la península ibérica.
El grupo español Puig, propietario de esta firma, dio a conocer esta iniciativa de esta casa de diseños y de otras marcas reconocidas a nivel mundial como Nina Ricci, Paco Rabanne o Jean Paul Gaultier.
Dos líneas de producción del taller de Carolina Herrera en España fueron dispuestas para elaborar este tipo de protecciones contra la COVID-19.
Por un lado, la fabricación de mascarillas y batas destinadas al personal sanitario que, una vez esterilizadas, se entregan en hospitales y centros sanitarios, y por otro la confección de mascarillas para su utilización en la industria alimentaria.
Carolina Herrera se une así a la iniciativa de su matriz, Puig, de colaborar con las autoridades en la fabricación de material de protección, para lo que ha adaptado su línea de producción de Vacarisses (Barcelona) para elaborar geles hidroalcohólicos.
Puig es una empresa familiar dedicada a la moda y las fragancias, con sede en Barcelona, fundada en 1914 por Antonio Puig.
La compañía, con unas ventas cercanas a los 2 mil millones de euros anuales, se ha convertido en uno de los gigantes mundiales del sector.
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