Para recuperarse del coronavirus, como lo hizo, Ada Zanusso recomienda valor y fe, las mismas cualidades que le han funcionado bien en sus casi 104 años.
Italia, junto con su vecina Francia, tienen la población más grande de Europa de lo que se ha llegado a conocer como los «súper viejos», personas que tienen por lo menos 100 años. Como el país del mundo con más muertes por COVID-19, Italia observa a sus sobrevivientes súper viejos en busca de inspiración.
«Estoy bien, estoy bien», dijo el martes Zanusso durante una videoconferencia con The Associated Press desde la residencia para mayores Maria Grazia en Lessona, un pueblo en la región norteña del Piamonte. «Veo tele, leo los periódicos».
Zanusso traía una mascarilla protectora, así como la doctora familiar de 35 años a su lado, Carla Furno Marchese, quien también traía visor y una bata que cubría su cabeza.
Al preguntarle sobre su enfermedad, Zanusso es modesta: «Tuve algo de fiebre».
Su doctora dijo que Zanusso estuvo en cama una semana.
«La hidratamos porque no comía y pensábamos que no iba a sobrevivir porque siempre estaba soñolienta y no reaccionaba», dijo Furno Marchese.
«Un día volvió a abrir los ojos y volvió a hacer lo que hacía antes», dijo Furno Marchese. La doctora recordó cuando Zanusso pudo sentarse y luego logró salir de la cama.
¿Qué la ayudó a superar la enfermedad? «Valor y fortaleza, fe», dijo Zanusso. Le funcionó a ella, así que aconseja a otros que se enferman a «tener valentía, tener fe».
En la mayoría de los enfermos de COVID-19, el virus provoca síntomas leves y moderados como fiebre y tos, pero en otros, especialmente mayores y personas con enfermedades previas, puede derivar en neumonía e incluso en la muerte.
El virus ha matado a casi 18.000 personas en Italia y a más de 88.000 a nivel mundial. La Organización Mundial de la Salud señala que 95% de los muertos en Europa tenían más de 60 años.
Bajo la cuarentena de cinco semanas en Italia, cuyo objetivo es contener la propagación de infecciones que han abrumado los hospitales, los visitantes no pueden ir a albergues de mayores.
Su médico le preguntó a Zanusso qué le gustaría hacer cuando «abran las puertas».
«Me gustaría dar un hermoso paseo», respondió. ¿Y tus tres bisnietos? «Verlos jugar juntos».
Por ahora, Zanusso está aislada de los otros residentes mientras espera otra prueba para confirmar que ya no da positivo al virus.
Creció en Treviso, en la región de Veneto, en el noreste del país, en donde trabajó durante muchos años en la industria textil. Zanusso, que cumplirá 104 años el 16 de agosto, tuvo cuatro hijos _ tres de los cuales aún viven _, cuatro nietos y tres bisnietos.
«Está vieja, pero sana, sin enfermedades crónicas», dijo su doctora.
Esta semana, el periódico milanés Corriere della Sera dedicó una página entera a historias de sobrevivientes súper viejos, tituladas: «Sanando a los 100 años». Los retratos inspiradores hacen contrapunto con las noticias de las grandes cantidades de muertes entre las personas mayores que viven en los albergues de ancianos y otros centros de asistencia.
A la mayoría de los ancianos no les hacen la prueba de COVID-19 si mueren en albergues, así que los números no se reflejan el total de muertes de coronavirus en Italia, que es la más elevada del mundo.
El personal médico «pasó un momento muy difícil», dijo Furno Marchese. «Fue una gran emergencia con tantos residentes enfermos, así que ver un resultado positivo fue muy satisfactorio, no sólo para mí, sino para todas estas personas que trabajaron ahí duro y sin parar».
Afuera de la residencia Maria Grazia con 61 camas, una organización sin fines de lucro, la bandera italiana ondea a media asta en honor a quienes han muerto por el virus.