Rostros de la caurentena: Para Diego León Ramírez, habitante de San Antonio del Táchira, estos 18 días de cuarentena han sido de gran preocupación
“Vivo del día a día”, soltó quien trabaja en electricidad automotriz. “No podemos ser ajenos, ya que esta soledad nos conlleva a que no podamos ejercer nuestro trabajo”, dijo.
En el actual escenario, el quincuagenario agradece no tener hijos. “Imagínese, me ha tocado que endeudarme y solo es para los gastos de mi esposa y yo”, detalló.
León es consciente de que la situación se puede alargar. “Solo Dios sabe. En la parte humana no sabemos hasta dónde vamos a aguantar”, ramató.
Este es solo uno de las decenas de testimonios de las personas que hacen vida en la frontera, muchos de ellos migrantes internos, que en medio de la cuarentena intentan sortear el obstáculo más grande: La necesidad.
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