Ante la escasez de camas en las unidades de cuidados intensivos, las naciones europeas se afanaban en levantar nuevas instalaciones y en contratar personal, montando hospitales improvisados y trasladando a pacientes de coronavirus desde las zonas más afectadas en trenes de alta velocidad y aviones militares. La pregunta clave es si podrán encontrar suficiente personal médico para hacer que todo funcione.
Aunque el virus ha ralentizado su propagación en la sobrepasada Italia y en China, donde apareció por primera vez en diciembre, los hospitales en España y Francia alcanzaron su máxima capacidad y Estados Unidos y Gran Bretaña se preparaban para oleadas de enfermos en estado crítico.
«Parece que estamos en un país del tercer mundo. No tenemos suficientes mascarillas, suficientes equipos de protección y para finales de semana podríamos necesitar también más medicamentos”, dijo Christophe Prudhomme, un trabajador de urgencias de París.
En un destacable cambio de papeles, las economías ricas más afectadas por el virus están recibiendo ayuda de naciones menos adineradas. Rusia envió equipos médicos y mascarillas a Estados Unidos el miércoles. Cuba mandó doctores a Francia. Turquía movilizó un avión llenó de mascarillas, trajes de protección, gafas y desinfectante para Italia y España.
Londres está a unos días de inaugurar un hospital temporal de 4.000 camas levantado en un enorme centro de convenciones para ingresar a pacientes no críticos y que los hospitales británicos puedan liberar espacio ante el repunte de contagios que se espera. Sin embargo, preocupa poder encontrar los miles de trabajadores médicos que se necesitan para gestionarlo.
España, que el miércoles volvió a batir su récord de decesos con 864 en un día, ya ha ampliado su capacidad hospitalaria en un 20%. Las zonas más afectadas por la pandemia, Madrid y Cataluña, triplicaron la capacidad de sus UCIs. Docenas de hoteles en todo el país se han transformado en centros de recuperación y las autoridades están habilitando hospitales de campaña en instalaciones deportivas, librerías y centros de exhibiciones.
La necesidad más acuciante en Europa ahora mismo son, sin embargo, las unidades de cuidados intensivos, esenciales en la lucha contra un virus que hace que decenas de miles de pacientes sufren rápidamente graves problemas respiratorios. Esas UCIs son mucho más difíciles de montar que las camas de hospital estándar.
Milán abrió un hospital de campaña de cuidados intensivos el martes en un recinto ferial con capacidad para 200 pacientes, farmacia y salas de radiología. Se espera que llegue a emplear a unas 900 personas. La iniciativa se tomó luego de que la situación sanitaria se volvió extrema en la región de Lombardía, donde los cadáveres atestan las morgues, los ataúdes se apilan en las iglesias y los doctores se han visto obligados a decidir en algunos casos qué pacientes en estado grave recibían un respirador.
La presión estaba disminuyendo en ciudades muy afectadas como Bérgamo y Brescia a medida de la tasa de nuevos contagios se ralentizaba y aumentaba la capacidad de las UCIs. Pero muchos siguen falleciendo en sus casas o en residencias de ancianos porque los hospitales están saturados y no tendrían acceso a los respiradores de cuidados intensivos.
Con 12.400 muertos hasta la fecha, Italia es el país con más decesos por COVID-19, la enfermedad que provoca el virus, en todo el mundo.
Italia, Gran Bretaña y Francia están entre los países que han reclamado la ayuda de estudiantes de medicina, doctores retirados e incluso aeromozos con formación en primeros auxilios, aunque todos tendrán que pasar por una formación.
La escasez de personal médico se ha visto exacerbada por el elevado número de sanitarios infectados. Solo en Italia, cerca de 10.000 trabajadores se han contagiado y más de 60 doctores han muerto.
En la mayoría de los pacientes, el coronavirus provoca síntomas leves o moderados, como fiebre y tos. Pero en otros, especialmente en mayores y personas con patologías previas, puede causar enfermedades más graves, como la neumonía, e incluso la muerte.
En todo el mundo, más de 860.000 personas han contraído la enfermedad, y más de 42.000 han muerto, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins. Italia y España, en conjunto, tienen la mitad de las muertes. China reportó el miércoles solo 36 nuevos casos de COVID-19.