Se recuerda la gesta del lunes santo, 31 de marzo de 1561, cuando el salamantino Capitán y Adelantado, Juan Maldonado y Ordoñez de Villaquirán, con un pequeño grupo de soldados y la presencia de pocos vecinos, en terrenos ubicados frente a la Santa Iglesia Catedral, en la plaza que hoy lleva su nombre, fundó a la ciudad de San Cristóbal, en el Valle de Santiago
Armando Hernández
Nunca pasó por nuestras mentes que San Cristóbal, la Villa fundada por el capitán y adelantado Juan Maldonado y Ordoñez de Villaquirán, celebraría su año 459, con calles desiertas, sin los pomposos actos que tradicionalmente se organizan para festejar del dia de la ciudad, y con sus habitantes encerrados en casa, en prevención a un virus, que allende de nuestras fronteras, ha llegado, hace pocos días, para obligarnos al confinamiento y, hasta limitar el roce social, en un esfuerzo por evitar la transmisión del temible Coronavirus, bautizado por los expertos con el nombre de Covid – 19.
Este año, por este dia, no habrá fiesta. Ni habrá orador de orden, ni sesión solemne. Tampoco se recordará públicamente los hechos que la historia nos refiere. No habrá relatos sobre la fundación de la ciudad, por parte de un pequeño grupo de soldados españoles, que llegaron desde la Nueva Granada para crear un sitio intermedio entre Pamplona y Mérida. Poco se dirá de aquel 31 de marzo de 1561, cuando fue desplegado en el Valle de Santiago, el estandarte con blasones de las Torres de Castilla, en presencia de los ocho soldados, que bajo el mando del fundador, ingresaron al valle junto a once vecinos que fueron testigos de tal gesta.
“Y luego incontinenti , su Merced, el Señor Capitán, en nombre de Su Majestad, y por virtud de los poderes y provisiones que de Su Majestad tiene para poblar un pueblo en el dicho Valle de Santiago, sufragáneo de la Ciudad de Pamplona, dijo que por cuanto el ha poblado el dicho pueblo en el dicho su real nombre, que tomaba y tomó, como amojonaba y amojonó por términos de la dicha villa para ahora y para siempre jamás…” reza en parte, el rollo de la Real Audiencia, que el lunes santo, 31 de marzo de 1561, fue desplegado por el capitán Juan Maldonado para anunciar la fundación de San Cristóbal.
Y es que las cosas cambiaron. De hecho, ya habían cambiado antes de la llegada del Coronavirus. En la villa, embebida por el desarrollo, se olvidó la importancia de mantener vivo el recuerdo de quienes esculpieron su historia y, que pasaron a ser solo nombres dados a algunos lugares de la ciudad.
Éste olvido y despreocupación, se puede observar en diferentes sectores y tiene diferentes motivos: La Cuesta de Filisco, por donde pasó el Libertador Simón Bolívar durante su Campaña Admirable, ya no es conocida como tal por las nuevas generaciones y muchos de las viejas olvidaron que se trata de un lugar cargado de esa historia que ahora nadie se ocupa de divulgar y muchos menos de mantener viva. Por ese lugar pasó por primera vez Simón Bolívar, en horas de la tarde del 16 de abril de 1813. Era la entrada a San Cristóbal, ruta obligada para quienes se dirigían al Valle de Santiago.
De este sitio existía una la placa alegórica a tal acontecimiento que desapareció ya hace mucho tiempo, y muchos citadinos, al transitar por la cuesta empedrada de la carrera 3 entre calles 9 y 3, esa que lleva a la Santa Iglesia Catedral, ignoran que están siguiendo la misma, ruta que siguió el Padre de La Patria, hace más de un siglo.
Y es esta misma zona la que alberga La Plaza Juan Maldonado, sitio exacto donde fue fundada la ciudad y donde existe una estatua ecuestre, elaborada en bronce del fundador, que no ha escapado a la indiferencia oficial. El historiador y cronista de la ciudad, Dr. Jose Joaquín Villamizar Molina, en discurso de orden pronunciado el 20 de enero de 1977, dia en que se develó tal monumento, dice en parte de su alocución: “…Mira la estatua hacia el norte porque esa era la dirección que traía el capitán el 31 de marzo de 1561, cuando, al fundar, con un puñado de soldados y vecinos de Pamplona, la ciudad de San Cristóbal en ese pedazo de tierra que pisamos, establecía una situacion de facilidad y entendimiento entre Pamplona y Mérida. Sostiene con dignidad y gallardía la espada con que abrió rutas y realizó la conquista del valle, a cuyo rio puso el nombre de Tormes, en recuerdo del rio de Salamanca, su ciudad natal…”
Y es que esa espada ya no existe, desapareció hace ya varios años, producto del vandalismo que arrasó con una gran cantidad de objetos de inmenso valor histórico. Las plazas y parque de San Cristóbal y muchas ciudades del Táchira fueron blancos de ataque por parte de inescrupulosos que se apoderaron de partes importantes de nuestros monumentos. Compartiendo su ignorancia, rateros, chatarreros y fundadores, negociaron por pocas monedas invalorables objetos que nunca, jamás, podrán ser recuperados. Al fundirlos, para obtener algunos centavos de ganancia destruyeron parte de la historia y causaron un gran daño a nuestro patrimonio.
También se debe mencionar la pasmosa e increíble indiferencia de las autoridades regionales, puesto que a pesar del paso del tiempo, años tal vez, no se han ocupado de devolver la espada al capitán y adelantado Juan Maldonado de Ordoñez y Villaquirán, para que siga señalando con ella hacia el norte, lugar por donde ingresó a la villa. No se trata de fabricar una nueva espada de bronce o cualquier otro metal que pueda llamar la atención de los fundidores, pero si, fabricar una réplica de poco valor, con el que se pueda suplir la desaparecida.
Es tan solo cuestión de voluntad y cariño a nuestras cosas, es buscar soluciones simples, a pesar de las dificultades. Es aquello de “mantener las apariencias”. Es mucho lo que se puede decir sobre este abandono e indiferencia, pero como estamos de fiesta, es mejor dejarlo para después
En todo caso, hoy es el dia de la ciudad. Celebra 459 años y eso es importante. Es el aniversario de la ciudad que queremos y en la cual habitamos y pese a la situacion que nos agobia, no podemos dejar pasar esta fecha con indiferencia. Feliz cumpleaños, mi querida y amada San Cristóbal te deseo a gritos y de todo corazón. Volverán las majestuosas celebraciones, con pompa y abolengo. Cuando las autoridades vuelvan a reunirse en tu honor, con orador de orden y la declaración como hijo ilustre de alguno de tus preclaros ciudadanos. Mientras ese momento vuelve, hoy te digo !Salud querida Villa de Santiago¡, ¡Salud, mi amada San Cristóbal. Feliz Cumpleaños!
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