A casi 15 días de decretada la cuarentena en Venezuela, la empresa privada sigue, a pesar de las adversidades, procurando atender y responder a los requerimientos de la Nación.
Como ya es sabido, el sector productivo representado en Fedecámaras, presentó una serie de requisitos indispensables para seguir operando en las actuales circunstancias. Sin embargo, pese a la emergencia, en momentos en que urge una articulación del Estado en todas sus expresiones, con el sector productivo nacional, la respuesta obtenida fue el anuncio de una serie de medidas que lejos de contribuir, pone en mayor riesgo la existencia de las empresas.
Seguimos produciendo, única y exclusivamente por el tesón y la perseverancia del equipo humano de cada uno de los sectores productivos del país, pero esto en ocasiones no es suficiente. Ahora también tenemos que enfrentarnos a la escasez de combustible, un drama que se repite en todos los estados de Venezuela, sin contar con la precariedad de los servicios públicos como agua, luz, internet, entre otros.
Hasta ahora no contamos con la garantía del combustible necesario para seguir operando con regularidad el abastecimiento de alimentos, medicinas, servicios médicos, entre otros.
La alerta de los productores del campo, por ejemplo, no ha recibido respuesta oportuna, situación que pudiera agravar el ya comprometido desenvolvimiento de la cadena alimentaria. La respuesta debe ser más apoyo a la producción nacional y sus canales formales, no solo aumentar el número de Claps.
El Estado debe coordinar junto a la empresa privada y los trabajadores, acciones concretas que garanticen el abastecimiento continuo de los alimentos. Sin alimentos no hay salud, no hay vida. Debemos tener la tranquilidad de que los anaqueles están abastecidos y no sumarle una angustia más al día a día del venezolano, esto solo se logra con el apoyo a los canales directos de producción, transformación, distribución y comercialización del sector productivo nacional.