Antes de la aparición del coronavirus, la situación económica del país era crítica. Ahora, con las medidas adoptadas por Nicolás Maduro, se ha profundizado y, en consecuencia, vendrán días muy difíciles.
Así lo expresa Orlando Zamora, exjefe del Departamento de Riesgos del Banco Central de Venezuela y asesor financiero, quien al hablar con Elimpulso.com afirma que al régimen se le agotaron las fuentes de financiamiento. Lo más grave es que no cuenta con ningún tipo de auxilio financiero, porque sus principales aliados, China y Rusia, no le proporcionarán crédito alguno, porque el país está muy endeudado y su producto de exportación, el petróleo, no sólo ha caído de precio, sino que además nadie se atreve a comprarlo por temor a las sanciones de los Estados Unidos.
La ayuda china podrá ser de medicamentos y equipos médicos, porque el gobierno de ese país está preocupado por su economía que, como las de todo el mundo, ya está siendo afectada por el coronavirus.
Después del petróleo, el régimen se había apoyado en el oro y otros minerales; pero, debido a las sanciones que penden sobre las cabezas del régimen, ya no son fáciles de colocar, indica Zamora.
Y los impuestos no pueden cubrir todas las necesidades que existen en Venezuela, puesto que el sector empresarial apenas subsiste, porque en veinte años han desaparecido las más importantes empresas y las zonas industriales están en ruinas. Además, las empresas del Estado se encuentran quebradas.
Crisis general
Como el régimen venezolano no tiene fuentes de financiamiento pretende descansar en el sector privado, como se ha evidenciado en el paquete de medidas, que golpea reciamente a diferentes sectores: bancario, inmobiliario, industrial, comercial, etc.
En este sentido es de señalar que se está aplicando la inamovilidad laboral hasta el 31 de diciembre; pero, se obliga a los trabajadores a no salir de sus casas, motivo por el cual las empresas no pueden operar, salvo las que tienen que producir alimentos, algunos establecimientos comerciales y los del sector de comunicaciones, especialmente.
El plan de nóminas sólo está dirigido a pequeñas y medianas empresas, a las cuales tienen que financiar los bancos; pero, a éstos se les prohíbe el cobro de deudas e intereses durante un lapso de seis meses. Del mismo modo se está obligando al sector inmobiliario a que deje de cobrar los arriendos a comerciantes y familias durante medio año. Y el mismo tiempo es exigido a las empresas de comunicaciones y telecomunicaciones que suspendan el cobro de los servicios, pero deben mantenerlo a toda la población.
Cuando el régimen debilitado decidió pedir auxilio de 5 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, señala Zamora, quedó al desnudo: el modelo económico que había impuesto resultó un rotundo fracaso. Sólo un milagro permitiría que el FMI eche para atrás su decisión ya tomada de que no dará ayuda en ese sentido.
Más que el coronavirus el verdadero problema que tiene el régimen es la falta de gasolina, al punto que apenas puede ser suministrada al personal médico y a los organismos de seguridad. Es por ello que ya ha desaparecido el transporte en las rutas urbanas y extraurbanas. Y lo peor de todo esto es que el transporte de carga va a dejar de funcionar. «Entonces, los productores del campo no van a poder sacar sus rubros a los mercados de las ciudades y se les perderán sus cosechas, agravando su ya deprimida situación económica. Pero, la cosa será peor para los consumidores, porque los artículos comestibles, al comenzar a escasear, irán aumentando de precios y, por supuesto, se incrementará la hiperinflación, que es la mayor en este momento del mundo. Y de faltar alimentos, el hambre se apoderará de muchos más hogares, en particular de los que se encuentran en pobreza extrema, que suman más de seis millones y medio de seres humanos».
El coronavirus, sin embargo, ha servido al régimen para imponer su control total a la población venezolana, la cual ha sido aislada y, por supuesto, no puede salir a la calle a manifestar su descontento ante el cúmulo de problemas que le agobian. Uno de ellos es precisamente el de la salud, pues todo los centros asistenciales se encuentran en deplorables condiciones de funcionamiento. Y el propio Maduro ha estado pidiendo públicamente ayuda porque en los hospitales ni siquiera hay algodón y alcohol. Y está acusando al FMI de los males que le puedan pasar a los venezolanos cuando, como todo el mundo sabe, él es el principal responsable de esta crisis, sentenció Zamora.