La noticia fue confirmada este miércoles. El Vaticano aceptó la renuncia de monseñor Antonio López Castillo, quien por 13 años sirvió al pueblo barquisimetano como arzobispo.
Al mismo tiempo, monseñor Basabe, que ha venido ejerciendo como Administrador Apostólico de esta Arquidiócesis en condición extrema, a partir de hoy tiene la cualidad de Administrador Apostólico con Sede Vacante, esto quiere decir que asume totalmente las responsabilidades mientras el Papa nombra a un nuevo arzobispo. “Como bien lo dijo la Virgen, yo me declaro esclavo de Dios, para cumplir con las responsabilidades en la organización de la Arquidiócesis de Barquisimeto y trabajar al lado de este pueblo en momentos tan difíciles como los que estamos viviendo”.
Un hombre admirable
Monseñor Antonio López Castillo desplegó una labor apostólica que toda la comunidad debe reconocer. En este instante en que se retira, tiene derecho al descanso y pide oremos por su salud.
Es un hombre de Dios, que obedeció su mandato y lo predicó, asumiendo plenamente la defensa del pueblo.
Antonio José López Castillo, quien hoy tiene 75 años y es nativo de El Moján, municipio Mara, del estado Zulia, comenzó sus estudios en el Seminario Menor de Maracaibo y los prosiguió en el Seminario Mayor Interdiocesano Santa Rosa de Lima, en Caracas. Cursó en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma, donde egresó como licenciado en teología moral. Estudió filosofía en la Universidad del Zulia.
Tras su ordenanza prebisteriana fue asignado a la Arquidiócesis de Maracaibo, donde cumplió responsabilidades como sub-vicario y vicario general. Después fue párroco, profesor de teología en el Seminario de Maracaibo, juez eclesiástico y director del diario La Columna, de la capital zuliana.
San Juan Pablo II, en 1988, lo nombró obispo auxiliar de Maracaibo. En el 92, obispo de Barinas. En el 2001 Arzobispo de Calabozo. Y el 22 de diciembre de 2007, Arzobispo de Barquisimeto, asumiendo el cargo el 16 de febrero de 2008.
El pueblo católico le despide agradecido, por sus esfuerzos y su lucha incansable por el rescate de los derechos democráticos. ¡Gracias monseñor!
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