Todavía en el marco del Mes de la Mujer y capeando la avalancha médica, teórica, casera, filosófica, familiar del CORONAVIRUS, me es propicio recordar las palabras de nuestro ilustre ex redactor de Redacción del Diario EL IMPULSO Licenciado Luis Rodríguez Moreno acerca de la mujer. “Necesitan imperiosamente tener algún miserable reconocimiento en mea culpa colectivos machistas, incapaces de reconocer abiertamente que ellas se merecen un mejor trato por parte de los hombres en todos los ámbitos del quehacer humano por su inteligencia, capacidad pensante y ejecutoria, con el valor agregado de ser madres, esposas, tías, abuelas, sobrinas, novias, compañeras solidarias e indispensables en este mundo de incomprensiones”. EL RINCON DE LOS MIÉRCOLES.
Y no tengo la menor duda que este valioso e inteligente comentario va de la mano del concepto que Dios estableció de la mujer en las SAGRADAS ESCRITURAS. Ellas son parte del hombre mismo. Dios la sacó de nuestras costillas. «Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán y, mientras éste dormía, tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre» Gen.2:22. “Ayuda idónea te daré”, dijo. Y desde ahora “… serán una sola carne”. No es casualidad el trato que Dios le dio a la mujer en medio de la sociedad judía, con tradiciones horriblemente excluyentes y que aún se mantienen. Pero que Jesús les dio un lugar preponderante que se ha extendido hasta ahora.
Sí existe algún precursor de la Liberación Femenina fue sin duda nuestro Señor Jesucristo. Antes, nadie «daba medio por una mujer». Tenían el estatus de un animal. Es por ello, que los fariseos y los mismos discípulos quedaban confundidos por la forma como trató a la mujer en su tiempo. Pueden imaginar Uds. la cara de sus discípulos, cuando pasando por Samaria lo encontraron hablando con aquella mujer repudiada, execrada de la sociedad y él le dice con tanto amor y respeto “… el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás” Juan 4:14. O aquella mujer con más de 12 años con flujo de sangre, que se la jugó toda. Y metiéndose en medio de la multitud se acercó al maestro para tocar su manto por cuanto estaba segura que Jesús la sanaría. Y al ser descubierta el Maestro le dice con tierno amor. “Hija tu fe te ha sanado. Ve en paz…” Marc.5:34.
Otro. Aquel pasaje cuando María quiebra el frasco de alabastro donde tenía guardado un costoso perfume de Nardo y unge con sus cabellos al Señor Jesús. Y cuando el ladrón de Judas y los discípulos la recriminan Jesús les dice ¿Por qué molestáis a esta mujer? «Os aseguro que dondequiera que se predique este evangelio en todo el mundo, se contará esto para su memoria». Mat26:10-13. Y así ha sucedido. Jesús estaba mostrando, de manera irreversible, ante la humanidad y la historia por venir, el lugar preponderante que tendría la mujer.
Para finalizar, debo recordarle aquellos esposos o maridos que se dicen creer en Dios o se consideran muy cristianos por cuanto asisten a alguna iglesia y hasta son líderes eclesiásticos, que Dios les tiene un mensaje determinante para todos, a través del apóstol Pedro “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” 1Pedro 3:7. “Para que vuestras oraciones no sean estorbadas” quiere decir que si Ud. maltrata a su esposa de una u otra manera no cuente con que Dios va a escuchar sus oraciones por cuanto a sus ojos es un hipócrita. ¿Cómo les parece?
¡Hasta la semana que viene Dios mediante por la WEB.!
Próximo ARTÍCULO; «Vendrán pestes…»
William Amaro Gutiérrez