Las colas para comprar pollo y carne se repitieron por diferentes puntos del centro y oeste de Caracas. Los comerciantes no garantizan que puedan reponer rápido la mercancía y los compradores hacen cola en la entrada de los locales usando tapabocas y trapos improvisados para llevar «aunque sea algo para aguantar una semana» en medio de una cuarentena para evitar infectarse del nuevo virus
En el primer día de la cuarentena colectiva decretada por el gobierno de Nicolás Maduro, las calles no lucieron tan desoladas ni el encierro tan absoluto. La prioridad que movilizó a los ciudadanos fue salir a comprar comida y abastecerse aunque sea en lo mínimo, no solo porque los inventarios de los comercios están bajos sino porque la capacidad del bolsillo tampoco aguanta para la provisión de alimentos por más de una semana.
La llegada del coronavirus y la cuarentena evaporó la burbuja de los bodegones y el fantasma de la escasez volvió a rondar las calles. Los ciudadanos que salieron de sus casas aseguran que les da más miedo quedarse sin comida que contraer el virus, y aunque reconocen que la pandemia mundial es cosa seria, también lo son más de cinco años de escasez, racionamiento de productos, sobreprecio en los alimentos básicos y casi tres años de hiperinflación en la que viven los venezolanos.
Colas tempraneras en la agencia principal del Banco de Venezuela en la avenida Universidad indicaban que lo de evitar la cercanía con menos de un metro de distancia no le quedó tan claro a la ciudadanía. Desde las 9 de la mañana, la fila se extendía desde la entrada de los cajeros automáticos hasta unos metros cerca de la Plaza Bolívar, en el centro de la ciudad, con el objetivo de conseguir algo de efectivo para los días venideros.
«No sé si pueda conseguir más efectivo pero lo necesito para pagar pasaje porque en mi casa más nadie puede salir a comprar comida, vivo con dos adultos mayores y tres niños», dijo Lucila Bello, mientras esperaba en la cola desde las 9:30 de la mañana.
Los trabajadores del banco que usaban tapabocas le pedían a las personas esperar afuera con algo que les cubriera el rostro, en especial a las personas mayores que no llevaban mascarillas. Al área de cajeros pasaban en grupos de cinco y cuando salían las personas comentaban que solo contaban con 50 mil bolívares. Pero alrededor de las 11:00 am, ya no dejaban que nadie se incorporara a la cola porque el efectivo no les alcanzaría.
Mercados y venta de alimentos
En el mercado municipal de Maiquetía, funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana advertían a los vendedores sobre el uso de los tapabocas y mascarillas so pena de cerrarles los puestos de no acatar la medida.
En zonas como Caricuao, los mercados a cielo abierto de frutas y hortalizas, conocidos como los «gochitos», vendían la poca mercancía que les quedaba en existencia luego de las compras del fin de semana. Algunos comentaron a TalCual que sus proveedores notificaron que no vendrán más a Caracas, por lo que les tocará cerrar sus negocios.
La situación se repite con la venta de pollo y carne. «Algunos compraron bastante, otros solo lo que les alcanzaba el dinero», comentó un vendedor de un frigorífico ubicado en Caricuao.
En la avenida Baralt, cerca del centro de Caracas, los frigoríficos tenían largas colas de personas -algunas con tapabocas- esperando para poder comprar un pollo o unos cuantos kilos de carne.
«Estamos esperando que el camión llegue hoy en la tarde porque todo se acabó el fin de semana. Solo queda algo de pechuga y muslo pero el pollo entero se acabó, ojalá no haya problemas para que puedan pasar los camiones», explicó el encargado de un frigorífico ubicado en la avenida Fuerzas Armadas.
En las cercanías del mercado municipal Quinta Crespo, que tradicionalmente no trabaja los lunes, las personas buscaban cualquier comercio abierto para comprar «algo para aguantar esa nevera». La preocupación se repetía «en una semana no vamos a tener comida, y si esto se extiende por un mes, mucho menos esto no lo aguanta nadie», comentó una compradora que llevaba verduras.
El no usar tapabocas limitó las opciones de compra de algunos. En la avenida San Martín al igual que los negocios en la esquina de Padre Sierra (centro de Caracas) no dejaban entrar a aquellas personas que no tuviesen su mascarilla, como una medida para evitar la propagación del virus.
Transporte limitado
Los habitantes de El Junquito vieron limitadas sus opciones para trasladarse fuera de esa zona debido a la restricción de movilización. Los funcionarios de la Guardia Nacional (GN) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) tenían un punto de control en el kilometro 15, mientras que las líneas de transporte privadas y públicas dejaron de ofrecer sus servicios.
En horas de la mañana del lunes 16 de marzo, grupos de personas fueron vistas caminando por el Bulevar de Sabana Grande a pesar de la «cuarentena social» decretada por el régimen venezolano como medida para combatir el coronavirus COVID-19. Según diversos medios de comunicación, no todos los que están transitando por el mencionado sector poseen tapabocas.
De igual forma, el canal VPITV indicó que las estaciones del Metro de Caracas están operativas, pero en cada una de las mismas hay uniformados quienes monitorean el flujo de transeúntes en este masivo medio de transporte y les exigen a los pasajeros que usen tapabocas, así sea artesanal, para evitar contagios del nuevo virus.
Así sucedió en la estación del metro Capitolio, donde funcionarios de la GN exigían a los usuarios el uso de tapabocas antes de ingresar al sistema de trenes.
En La Guaira la situación cambió a medida que avanzó el día. En horas de la madrugada se reportó que no había problemas para transitar por la autopista Caracas – La Guaira en ambos sentidos, pues los funcionarios solo exigían el uso de tapabocas.
Pasadas las 10 de la mañana, a las personas que pretendían subir a Caracas desde La Guaira se les pedía no solo el uso de tapabocas, sino presentar algún documento que los exceptuara de la medida de cuarentena frente al virus. Esta misma situación se presentó a la salida de Caricuao y en la carretera Panamericana.
Poder público en cuarentena
Los edificios que funcionan como sede de los poderes públicos en el casco histórico de la capital mantuvieron sus puertas cerradas. El poco personal que se encontraba cerca portaba carnet o uniforme de las instituciones gubernamentales, junto al respectivo tapabocas para evitar contagios del virus y solo entraban a los edificios para de nuevo cerrar las puertas.
Funcionarios de la policía del municipio Libertador custodiaban los alrededores de la Plaza Bolívar, habitualmente frecuentada por adultos mayores quienes rondaban por el lugar pero no se les permitía sentarse porque todos los accesos de la plaza estaban cerrados con un precinto de seguridad.
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