“Si las cosas siguen por este camino…
Con una sociedad indolente, no preparada, donde la gente pretende que otros le resuelvan sus asuntos a cambio de que le regalen las cosas…
En donde el gobierno se mete en donde se le da la gana, simplemente porque sí, sin el respeto a los principios morales y legales…
Mientras las gentes por interés o miedo no levanta su voz y reacciona, nada somos; Venezuela se enfrentará entonces en menos de una generación al inmenso peligro de perderse como nación soberana e independiente y su territorio volverá a ser colonia de alguien o peor aún, podría ser repartida entre muchos.”
Renaldo José Ottolina Pinto (11-12-1.928 / 16-03- 1.978)
Mejor conocido como Renny Ottolina, Renaldo José Ottolina Pinto, fue un narrador, locutor, animador y productor de programas de radio y televisión, publicista, corredor de autos y político venezolano, fue un pionero en muchos aspectos de la publicidad, la comunicación social y la producción televisiva en Venezuela. Fuente: Wikipedia.
Es el “Número 1” de la televisión venezolana y… cuidado si mundial.
Conocí a Renny, en sus comienzos, en la época de la propaganda del Chocolate “La India,” porque su padre don Francisco Ottolina (Tío Pancho) estuvo casado en segundas nupcias con María de Lourdes Oropeza Simancas (Malula), hermana de don José Rafael Oropeza Simancas, padre de mis hermanos de crianza.
Jovial, directo, sincero, así era Renny… es la imagen que de él me forjé.
Cuán premonitorias fueron sus palabras. Innovador y visionario llevó a la naciente televisión venezolana a la cúspide del mundo. Intentó defender los principios y valores patrios con su altruista y desprendida actitud personal. Es sabido que la fama, el dinero y la valentía ya los poseía, sobre todo su valentía quedó demostrada en la forma con la cual enfrentó tragedias familiares.
La objetividad de sus pensamientos quedó plasmada en los textos que recopilaron sus palabras. El que hoy cito, no puede ser más claro, y apegado a él llamo a reflexión a quienes pretenden guiar los destinos del país.
Basta ya de la manipulación del pensamiento de nuestro Libertador Simón Bolívar; los ciudadanos tenemos el derecho, de ejercer el deber, de exigir respeto a su obra, a su entrega, a la herencia infinita que nos dejó cuando transmitió a las nuevas generaciones de venezolanos una patria libre y soberana.
Basta ya de la manipulación y la utilización delictiva del nombre de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco, y de aquellos que le acompañaron y con su sangre regaron la tierra de otras naciones allende las fronteras de esta “Tierra de Gracia.”
Es necesariamente obligatorio el recate de la educación, como era antes, sin politiquería, dogmas y/o ideologías esclavistas; cuando se valoraban los conocimientos del estudiante, único requisito para accesar a su superación; cuando para entrar a una universidad tan sólo se requería de las notas del alumno.
En el conocimiento que genera los ingresos necesarios para hacernos libres y alejarnos de la mendicidad está el final de la indolencia, y el resurgimiento de la satisfacción de ser ejemplo de honestidad, del trabajo creador de riqueza a través de la producción con productividad para lograr la renta necesaria que permita disponer del capital suficiente e imperioso para la reinversión que nos permite crecer en nuestra labor.
“Jamás aceptaremos la pérdida de la nación libre y soberana por acciones de tiranías”.
Maximiliano Pérez