A medida que los casos de un nuevo coronavirus se propagan por todo Estados Unidos, algunos gobernadores y otros líderes están intentando frenar el brote, prohibiendo grandes concentraciones públicas, aplicando cuarentenas y movilizando a la Guardia Nacional.
Con el reporte de nuevas víctimas mortales y el número de contagios confirmados superando los 1.000 en Estados Unidos, legisladores y autoridades médicas establecieron zonas de contención y de cuarentena y trataron de limitar el contacto con los que podrían haber contraído el COVID-19, la enfermedad que causa el nuevo coronavirus.
En el estado de Washington, se espera que el gobernador, Jay Inslee, prohíba las concentraciones y eventos con más de 250 personas en prácticamente toda el área metropolitana de Seattle, donde viven unos 4 millones de personas.
Las escuelas y los lugares de rezo cerraron sus puertas en un suburbio de la ciudad de Nueva York donde hay un foco de infecciones que podría ser el más grande del país, y el gobernador, Andrew Cuomo, movilizó a la Guardia Nacional para ayudar a limpiar los espacios públicos y repartir comida.
Estas iniciativas se tomaron coincidiendo con la intensificación de la batalla para frenar el virus. Más escuelas y universidades, incluyendo UCLA, Yale y Stanford, anunciaron sus planes para enviar a los estudiantes a sus casas y dar las clases online.
El virus ha infectado a más de 800 personas en Estados Unidos y ha causado al menos 30 muertos. Uno tras otro, los estados han ido reportando sus primeros contagios en una rápida sucesión.
En muchas personas, el nuevo coronavirus sólo provoca síntomas moderados, como fiebre y tos. En algunos, en particular adultos mayores y personas con problemas de salud ya existentes, puede causar enfermedades más graves, como neumonía.
La mayoría de los pacientes se recuperan en cuestión de semanas, como ocurrió con tres cuartas partes de los afectados en China, donde se descubrió el virus en diciembre.