El ocho de marzo de cada año se celebra en el mundo el Día Internacional de la Mujer. Varios hechos enmarcados en la historia resultan ser muy relevantes, en cuanto a esta fecha, con relación a la lucha librada por las mujeres en el mundo, en pro de sus derechos fundamentales.
Dos hechos significativos podemos citar aquí, uno que en el año 1857, en la ciudad de Nueva York en los Estados Unidos, hubo una gran protesta de mujeres que luchaban por sus mejoras en el ámbito laboral, sirviendo este hecho de antesala a otro más significativo, en el año 1908, cuando una huelga llena de mujeres trabajadoras de la firma “the cottom textile factory”, también en la ciudad de Nueva York, demandaban ante su patrono, su derecho a participar en los sindicatos, a mejorar su salario, a lograr un horario laboral justo, como otras mejoras en pro de las obreras de dicha fábrica, cuando en medio de esa huelga y su confusión fue provocado un incendio donde murieron calcinadas ciento veintinueve mujeres en ese lugar. Luego en el año 1909 un año después, hubo en Manhattan una gran marcha de mujeres en memoria de aquel grupo que el año anterior habían muerto calcinadas. Años más tarde, en Copenhague, Dinamarca durante la Segunda Guerra Mundial, Clara Zetkin, integrante del Sindicato Internacional de obreras de la confección, propuso celebrar en 1910, un día por la paz y el progreso social de todas las mujeres.
En Venezuela se celebra el Día de la Mujer cada ocho de marzo desde el año 1944 y desde el año 1975 Las Naciones Unidas decretó esta fecha como Día Internacional de la Mujer. Además de todos estos antecedentes, ¿que otros hechos, muchísimos más antiguos guarda la historia como hechos significativos de la lucha de la mujer por que se le reconozcan sus derechos fundamentales? Nos remontamos a Francia, allá por el año de 1789, en la efervescencia de la Revolución Francesa. Allí existió una mujer luchadora, casi desapercibida en la historia, quien desde muy joven había estado luchando por alcanzar la igualdad en sus derechos. Era una mujer que no se callaba frente a las injusticias, inquieta en su postura y pensamiento, quien sentía pasión por vivir la igualdad y sufría al observar la hipocresía y la opresión.
Luego de la Revolución Francesa, Robespierre y Marat hablaban con los ciudadanos, de las nuevas consignas de la República que estaba naciendo, la libertad, la igualdad. Ella había luchado junto a los hombres de la revolución, también con otras mujeres, para lograr la obtención de los Derechos para los ciudadanos, pero para su sorpresa, aquellos derechos que estaban siendo proclamados, no habían sido ganados para las mujeres, sino exclusivamente para los hombres y los ciudadanos, naciendo allí entonces una enorme injusticia, que ella supo interpretar. Fundó un periódico, que llamo El Impaciente, y allí escribía con mucha sinceridad que permanecer callada era la peor consigna ante tal injusticia y que obedecer y estar callada era la peor condena en un mundo que pretendía ser gobernado exclusivamente por hombres.
La Asamblea de ciudadanos acababa de proclamar “ La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” mientras que ella en una manera irreverente escribía y también lo expresaba en público ¿Y en donde están los derechos de la mujer? Aquella situación fue mal vista por sus compañeros revolucionarios. Entonces organizó la Sociedad de Mujeres Republicanas y Revolucionarias pues publicó por su cuenta la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana en 1791 donde planteaba que la mujer nace libre y tiene los mismos derechos de los hombres por igual, reclamando que todas las ciudadanas debían ser admitidas a las dignidades y empleos públicos sin otra condición que sus capacidades, que la mujer tenia derecho a votar, como el tener derecho a la propiedad como a la educación entre otros. Fue duramente criticada por sus propios compañeros en virtud de la postura radical que había asumido aquella mujer quien insistía que los derechos ganados eran para todos por igual sin distingos, llego a enfrentarse fuertemente a Robespierreen tono burlesco e irreverente en el diario que ella fundo, El Impaciente, llamando a Robespierre que tenia cabeza de anfibio. Sus compañeros no aceptaban que estas posturas vinieran de algún revolucionario y mucho menos de una mujer. En virtud de muchas otras injusticias que comenzó a observar en la conducta de sus compañeros, también se opuso a que fuese llevado a la guillotina el Rey Luis XVI y su familia, situación ésta que hizo que fuese considerada como traidora a la revolución, habiendo colmado la paciencia de Robespierre quien solicitó la guillotina para ella, en virtud de su osadía siendo posteriormente en 1793 finalmente a la guillotina por sus propios compañeros de revolución. Pero su lucha no fue en vano, esta valiente, luchadora mujer francesa se llamó Olimpia de Gouges quien luchó por nuestros derechos, abriendo un espacio no solo en Francia, sino en todas las legislaciones del mundo para que finalmente nos fueran reconocidos los derechos a nosotras las mujer es
Astrid Liscano de Raad