De lo que se trata de es de lograr el cambio de régimen que ha destruido al país. Todos los esfuerzos deben estar concentrados en ese objetivo. Empieza con la salida de Nicolás Maduro como cabeza de unas estructuras dominadas por las más perversas actividades de la humanidad. El narcotráfico y el terrorismo son los factores más importantes para que la comunidad internacional actúe favorablemente a la idea de la liberación. El hecho cierto es que este es el momento de profundizar la lucha, sin ceder ni un centímetro.
Sin embargo, hay factores importantes que debemos continuar analizando. Uno de ellos es el electoralismo agudo de algunos negados a respetar la voluntad nacional. Lo electoral es muy importante en una democracia sin ser lo único, ni siquiera lo más importante. En una dictadura tiránica, ideologizada en términos socialistas y comunistoides, no tiene sentido. Es la manera cómoda de cohabitar, de convivir con el adversario y de mantener o incrementar cuotas de poder que ayuden a la existencia de liderazgos individuales o de grupos cada vez más pequeños e incluso, algunos en desbandada. Esto lo hemos dicho en múltiples ocasiones e insistiremos en ello. En el fondo, abierta o solapadamente, está la candidaturitis presidencial crónica que empaña la visión de quienes tendrían que estar en la vanguardia del cambio. El régimen pone al servicio de esta minoritaria categoría de dirigentes, medios de comunicación y algunas facilidades que pueden ofrecer. Pero el país está atento. Ya veremos.
Otro de los factores que debería mantener la atención de toda la dirigencia es la referida a los presos políticos a su liberación plena sin negociaciones. Este es otro aspecto importante para el mundo entero. Aquí también hay que liquidar el cuotismo, y la liberación caprichosa y selectiva que el régimen hace de acuerdo a sus conveniencias. Todos deben ser puestos en libertad absoluta, total, sin medidas cautelares restrictivas de la libertad plena. En el caso de algunos que están injustamente condenados a prisión desde hace muchos años, es tiempo de ponerle punto final.
El hecho de que dediquemos estas palabras a los presos políticos no debe hacernos olvidar el drama de los llamados presos comunes, hacinados en cárceles vergonzosas y sitios de reclusión indignos de la condición humana.
Se agota el espacio pero ya habrá oportunidad para abordar cuanto sucede a diario con las acciones de las bandas armadas, de algunos de los llamados colectivos y de las milicias ahora con inconstitucional rango militar en las fuerzas armadas regulares. Ya basta.
Oswaldo Álvarez Paz
@osalpaz