#OPINIÓN Cronicario: Cipriano Castro murió tras 16 años de exilio por su compadre Juan Vicente Gómez #28Feb

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Desterrado por su compadre y socio el general Juan Vicente Gómez –además su vicepresidente y hombre de confianza–, el general Cipriano Castro llamado “el cabito”, murió exilado en San Juan de Puerto Rico tras 16 años de penoso exilio después del golpe de estado que le propinó el 19 de diciembre de 1908 cuando no lo dejó entrar al país de regreso de una operación en Alemania.

Luego de una azarosa vida política y militar de montoneras, ante el inestable gobierno del presidente Ignacio Andrade, Castro decidió con Gómez invadir a Venezuela desde Cúcuta y tomar Caracas, lo que consumó el 22 de octubre de 1899, encargándose de facto de la presidencia de la República, abandonada por el mandatario ante el avance de las tropas andinas.

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El gobierno despótico encabezado por el dúo Castro – Gómez fue rechazado por otros caudillos de montoneras y entre 1901 y 1903 se desató una guerra civil llamada la Revolución Libertadora encabezada por el banquero Manuel Antonio Matos apoyado por las trasnacionales New York & Bermúdez Company y la Orinoco Steamship Company.

Entre numerosas batallas se destacó el asedio a La Victoria donde Castro con el auxilio de Gómez derrota a los revolucionarios de Matos y se produce la gran desbandada opositora, guerra que concluye con la sangrienta victoria de Gómez en Ciudad Bolívar el 21 de julio de 1903, consolidándose el régimen en el poder con aires continuistas, marcando el final del bipartidismo del siglo XIX y las disputas armadas entre caudillos regionales por el poder e inicia la etapa histórica de los andinos en Miraflores.

Agobiado por la inestable situación política, el enfrentamiento con los caudillos opositores y la caída de los precios del café del cual Venezuela era la segunda productora del mundo, Castro suspendió temporalmente el servicio de la deuda externa mientras las distintas potencias reclamaban indemnización inmediata por daños y perjuicios de las guerras a sus nacionales.

A la negativa del gobierno a reconocer los reclamos el 9 de diciembre de 1902 Alemania e Inglaterra bloquearon las costas venezolanas, el doce se les une Italia y poco después se suman Francia, Holanda, Bélgica, Estados Unidos, España y México con sus reclamos mientras el régimen manejaba un discurso político de corte nacionalista enfrentado a las potencias extranjeras: «¡La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria!».

Por mediación de Estados Unidos el 13 de febrero de 1903 culminó el conflicto con la firma de los Protocolos de Washington y se acuerda el levantamiento inmediato del bloqueo naval, la reducción de la deuda externa de 352 millones de bolívares a 150,9 millones y un cronograma de pagos progresivos abonando de inicio 30 por ciento de los ingresos aduaneros del país.

Superada la crisis del bloqueo, la política internacional del gobierno de Castro se desenvuelve entre enfrentamientos y conflictos: en 1905 rescindió el contrato con la Compañía Francesa del Cable Interoceánico, ordena el cierre de sus oficinas, expulsa al Encargado de Negocios de Francia y al año siguiente rompen relaciones diplomáticas.

Lo de las compañías que apoyaron a Matos no se iba a quedar así y demanda a la New York & Bermúdez Company por 50 millones de bolívares de indemnización y se inicia la expropiación de la Orinoco Steamship Company que desembocan en la ruptura de relaciones diplomáticas con Estados Unidos en 1908. El régimen se enfrenta a las compañías alemanas y ordena la requisa obligatoria de buques de bandera holandesa que también conduce a la ruptura con Holanda.

Por problemas de salud el 23 de noviembre de 1908 Gómez ocupa la presidencia en su condición de primer vicepresidente y al día siguiente Castro se embarca rumbo a Europa en el buque Guadalupe para curarse, ocasión aprovechada por Gómez para dar el golpe de estado con el apoyo del Secretario de Estado de los Estados Unidos y de varias potencias extranjeras que se concretó el 19 de diciembre de 1908.

Repuesto de la operación quirúrgica a que fue sometido en Berlín Castro quiso recuperar el poder y en 1909 quiso regresar a Venezuela pero en Martinica sufrió una dehiscencia en la herida operada y envió a su esposa Zoila a La Guaira, con instrucciones de «hablar con su compadre el general Gómez, atender su casa y otros asuntos particulares». El dictador ordenó no permitir su desembarco.

Negada la posibilidad de regresar a Venezuela, Castro sufrió el acoso de las potencias resentidas por la política que mantuvo hacia ellas durante los ocho años que estuvo en el poder. Al carecer de recursos para una invasión armada, se fue a Madrid para luego convalecer de su operación en París y en Santa Cruz de Tenerife.

A fines de 1912 pretendió pasar una temporada en Estados Unidos, pero apresado y vejado por las autoridades de inmigración fue obligado a marcharse en términos perentorios en febrero de 1913. Finalmente se estableció en Santurce, Puerto Rico en 1916, bajo la estrecha vigilancia de los espías enviados por quien asumió desde 1908 la presidencia en la más larga dictadura de la historia del país.

Cipriano Castro es conocido también bajo el apodo de “el cabito”, traducción del apodo de “le petit caporal” con el cual se designaba a Napoleón, personaje que Castro muchas veces pretendió emular. El Cabito fue también el título de una célebre novela de Pedro María Morantes, Pío Gil (1909) que satirizó duramente al régimen de la Restauración Liberal.

Castro murió en Santurce el 4 de diciembre de 1924 de 66 años de edad. Sus restos reposaron en el cementerio de San Juan de Puerto Rico hasta el 25 de mayo de 1975, cuando fueron repatriados e inhumados en un mausoleo de su pueblo natal Capacho Viejo. El 14 de febrero de 2003 sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional por órdenes del fallecido Hugo Chávez, quien pretendió reconocerle “los méritos” de enfrentarse a las potencias extranjeras.

Juan José Peralta

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