Las sanciones, que ha venido imponiendo el gobierno de los Estados Unidos al régimen de Maduro, tienden a crear las condiciones de inamovilidad y cercarlo a tal extremo que lo obliguen a negociar su salida.
Esta es la opinión de Juan Páez Ávila, exdirector de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela, exdirector de Cultura de la Universidad Santa María, novelista, parlamentario y analista político.
Las últimas declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, en la India, esta semana, precisamente indican que la clase política de esa potencia mantiene la contundencia contra el régimen venezolano todo el tiempo.
Los casi sesenta países que apoyan a Juan Guaidó, claramente, no están de acuerdo con que se produzca una invasión militar contra el régimen de Maduro; pero, sí están contestes con los Estados Unidos de persistir en las sanciones, cada vez más drásticas, para obligarlo a entender que ya está cercado y no tiene escapatoria, sentenció.
Las medidas que se han venido aplicando, indirectamente, afectan a sectores populares, pero no se ha llegado al extremo de considerar una invasión que sería muy dolorosa no sólo para Venezuela, sino para todo el continente, porque tenemos una población de más de cinco millones fuera del territorio nacional, que ha huido en busca de mejores condiciones de vida.
Lo que se persigue con esas sanciones es que Maduro no siga en el poder y para ello se busca crear una situación sumamente embarazosa: salir del poder o que lo saquen los propios militares que son los que lo están apoyando.
Porque en este momento, agregó, Maduro ha perdido casi por completo el apoyo popular y se sostiene débilmente por el respaldo militar y represivo policial y judicial, que trata en todo instante de sembrar temor en el país.
En el curso de los próximos días aumentará mucho más esas presión, que es la forma que sostienen los Estados Unidos, la Comunidad Europea y el Grupo de Lima como el medio para que Venezuela pueda salir del régimen y volver a la vía democrática. El extremo sería llegar al bloqueo naval, que nadie desea.