La Gerencia de Mantenimiento de la Corporación Venezolana de Guayana quedó fuera de operaciones hace más de un año. Desde entonces, antisociales entran a cualquier hora del día a robar lo poco que queda. Equipos del Centro de Demostración y Transferencia de Tecnología India-Venezuela son hoy un reducto de chatarra y óxido.
Vidrios rotos, galpones sin techo y cables eléctricos en el suelo hacen pensar que por la sede de la Gerencia de Mantenimiento de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), en Puerto Ordaz, pasó un terremoto o un ciclón. La maleza cubre los alrededores y hace aproximadamente un año que nadie vigila ni cuida las instalaciones.
Luego de atravesar un portón abierto cercano al estadio Ramiro González en la proximidad del Club Náutico Caroní, unos 25 carros quemados y desvalijados en un área de tierra y asfalto dan la bienvenida. El monte y los árboles han cubierto la mayoría de los vehículos y tan solo permiten alcanzar a ver los techos de los dos galpones principales y lo que queda del área de oficina y talleres.
No hay trabajadores y toda la estructura está en completo abandono. Antisociales han entrado, incluso de día, para sacar lo poco que queda. “Todo el galpón y cercado estaba completo y todo eso lo han desvalijado, en los últimos tres meses ha sido más intenso”, manifestó Samuel Aguilera, vecino de Villa Náutica, la urbanización más cercana al depósito en continuo desmantelamiento.
A pesar de que el mandatario Nicolás Maduro anunció -en noviembre de 2019- que las filiales de la CVG se proponían alcanzar 100% de producción, ni siquiera las sedes administrativas cuentan con las condiciones mínimas de un ambiente de trabajo.
Estas instalaciones de la CVG, adscrita al Ministerio de Industrias, funcionaron por más de cuatro décadas con talleres de carpintería, pintura y plomería. En la actualidad solo quedan los letreros y las estructuras de los galpones. Todos los implementos básicos y herramientas para trabajar fueron robados. Desde hace más de un año las instalaciones quedaron abandonadas, informaron trabajadores del ente.
El robo de los techos ha hecho que un montón de hojas secas cubran el suelo, los estantes al descubierto están corroídos por el óxido y los postes del alumbrado están en el suelo. Kaori di Blasini, vecina del sector, denunció que desde hace aproximadamente un año comenzaron a desvalijar el depósito. En horas de la madrugada, relata, escucha el golpeteo contra las paredes y la estructura, de la cual ha visto sacar vigas y parte de los techos.
Máquinas convertidas en chatarras
En medio de las instalaciones desvalijadas está el Centro de Demostración y Transferencia de Tecnología India-Venezuela, un área en la que reposan entre escombros una serie de máquinas adquiridas para la construcción de casas a bajo presupuesto.
Son ocho equipos abandonados, fabricados por Victor Electrical & Machinery Manufacturer y producidos por Building Materials & Technology Promotion Council (Bmtpc), organización autónoma dependiente del Ministerio de Vivienda y Asuntos Urbanos de la República de la India.
La maquinaria fue entregada a la CVG como parte de las alianzas entre Venezuela y la India para desarrollar este centro de transferencia de tecnología. Un reporte de 2005 del Ministerio de Empleo Urbano y Alivio de la Pobreza del Gobierno de India, indica que Arminda Cardozo, gerente de Proyecto de CVG International, visitó la empresa india Bmtpc para discutir las diversas modalidades para el establecimiento del Centro de Demostración y Transferencia de Tecnología en Puerto Ordaz con ayuda de máquinas fabricadas en ese paísSon ocho equipos abandonados, fabricados por Victor Electrical & Machinery Manufacturer y producidos por Building Materials & Technology Promotion Council (Bmtpc), organización autónoma dependiente del Ministerio de Vivienda y Asuntos Urbanos de la República de la India.
Cecilio Pineda, dirigente sindical del ente, explicó que estos equipos producirían material para la construcción de casas para comunidades indígenas del sector de Cambalache. Los folletos descriptivos de las máquinas, esparcidos aún en el suelo, indican que tienen capacidad para fabricar bloques de hormigón, contrapuertas y contraventanas de ferrocemento, tablones para techumbre y otros materiales para el desarrollo de infraestructura.
Las promesas de construcción tampoco se cumplieron a cabalidad. Pedro La Rosa, un warao residenciado en Cambalache, sostuvo que en 2007 construyeron apenas 15 de 45 viviendas prometidas para la comunidad indígena, con mano de obra de los propios beneficiados. “En ese tiempo dijeron que esos recursos no podían continuar”, recordó, y las obras del proyecto denominado Aldeas Agroecológicas Waraos se paralizaron por falta de presupuesto.
Próspero Christiam, otro warao que participó en la construcción, comentó que las casas no fueron culminadas en su totalidad y fueron entregadas sin piezas de baño.
Correo del Caroní envió solicitudes de información por correo electrónico a la empresa india fabricante de los equipos, pero no se obtuvo respuesta sobre el alcance del acuerdo de cooperación, los equipos adquiridos y la inversión.
Mientras los equipos de construcción están en abandono y algunos convertidos en chatarra, el déficit habitacional sigue siendo una deuda pendiente. En medio de la intemperie tan solo quedan apilados -entre ramas y arbustos- unos cuantos bloques de hormigón y un cúmulo de losas para los pisos.
Consecuencia de todas estas fallas, hoy en día la problemática habitacional para los sectores de menos recursos se ha agravado de peor forma. Oscar Gómez, presidente de la Cámara de Construcción del estado Bolívar, estima que el déficit habitacional en la entidad es de al menos 150 mil viviendas.
De 3 millones de casas prometidas por Nicolás Maduro en 2018, Provea documentó que solo fueron concluidas 116 mil 461.
Cementerio de carros
Además de los equipos de construcción convertidos en chatarra, hay restos de más de 100 carros y camiones desvalijados ante la falta de vigilancia en la infraestructura de la CVG.
En uno de los pocos almacenes que aún mantiene su techo se encuentran partes de carrocería oxidada: puertas, capot y parachoques. Al fondo, prácticamente olvidado, se encuentra un busto del expresidente de la República, Raúl Leoni y Menca de Leoni, similar al que se encontraba en el jardín botánico de Ciudad Bolívar.
Para poder alcanzar la réplica de yeso, realizada únicamente para espacios internos, hay que caminar por encima de vidrios y restos de metal filoso. A pesar de la obra estar casi intacta, el polvo la cubre por completo, tiene un hueco en la cabeza y le fueron robados los lentes.
El galpón más grande aún mantiene a sus alrededores los arbustos floridos, pero adentro, es otra cosa. La escalera azul que daba a la zona de arriba fue desmantelada; los peldaños fueron totalmente arrancados. Estacionados se puede ver un cementerio de carros de todo tipo, algunos con el logo de CVG pero sin vidrios, asientos, ni luces, mucho menos motor o tapicería. La misma escena se repite en el caso de los camiones. Incluso, algunas máquinas GAP y Caterpillar forman parte del cúmulo de chatarra.
Luis Brizuela, residente de la zona, cuenta que ha visto repuestos robados tirados en el medio de la calle. Para él, es incomprensible la pérdida de estas instalaciones y culpa a la negligencia estatal, sumado a la falta de políticas de vigilancia.
“Al estar esto tan solo, les da más libertad para hacer lo que les da la gana”, aseguró Di Blasini, en alusión a la falta de vigilancia tanto de CVG como policial. A pesar de que vecinos de Villa Náutica en reiteradas ocasiones han denunciado estos robos, autoridades policiales no han atendido el llamado y mientras tanto, el desvalijamiento continúa de día y noche.
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