La juventud venezolana que decidió emprender un viaje hace tiempo en busca de calidad de vida y conseguir sus sueños, sigue trabajando y estudiando por el país. A pesar de no estar en Venezuela, siguen dándolo todo por hacer las cosas bien y dejar el nombre de Venezuela en alto.
Tal es el caso del barítono barquisimetano Willinger Giménez, un joven que en el 2017 no pensó que podría hacer lo que le gustaba y ser feliz en otro país. No ha sido fácil, porque muchos sacrificios ha tenido que hacer (dejar a su familia, no estar con sus afectos más importantes), no obstante ha valido la pena.
Casi tres años después de salir de su lar natal, Giménez vive en España, estudia música en uno de los sitios más importantes en cuanto a las bellas artes se refiere.
Su llegada a España fue por casualidades. Sus amigos le incentivaron a audicionar para participar en el Coro Mundial de la Juventud que participaría en Viena. Fue escogido entre los cuatro venezolanos que representaría al país en esa 2017.
Ese amor que sintió por la música lo hizo tomar la decisión de quedarse en Europa en busca de mejores oportunidades, siempre con el apoyo de sus padres los cuales tiene 3 años sin ver y abrazar.
Su presente es distinto. Está estudiando canto lírico en la Escuela Superior de Canto de Madrid, una de las ciudades en donde se respira arte y sobre todo música clásica.
Muchos pensarán que fue la suerte la que lo colocó en donde está, sin embargo fue más su talento la causa que lo tiene hoy cumpliendo un sueño el cual nunca se imaginó. A pesar de no tener papeles homologados para poder estudiar, el Director de ese instituto de la música lo llamó, luego de audicionar, para que entrara a estudiar allí.
Su familia sigue empujando y apoyando a lo lejos
En Venezuela quedaron sus padres y su hermana menor, a quienes extraña en cada momento. “Sé que no puedo abrir la puerta y verlos siquiera para decirme hola o lo que sea, pero menos mal que puedo verlos por video llamada pero no es lo mismo. Extraño también a mi hermanita porque cuando me fui era una niña y ya casi está del tamaño de mi mamá. Si los extraño mucho”.
En España ahora está Mar, su novia, quien es una de las personas más significativas durante este tiempo en Madrid. “Ella es quien me hace sentir en casa. Donde esta ella es donde siento que tengo un lugar donde regresar todos los días”.
Agradece a Madrid por la aceptación que ha tenido a pesar de ser inmigrante. “Nunca me he sentido porque la gente es muy abierta. Sé que no es igual en todos lados, pero nunca me he sentido juzgado por ser inmigrante. Eso lo agradezco”.
Giménez es feliz haciendo lo que le gusta y da ese mensaje a todos los jóvenes venezolanos que tienen un sueño. “Si tienen algo que les guste, que les apasione y por lo que de verdad vale la pena invertir tu tiempo y su vida en ello, no lo duden en hacer, la vida es muy corta”, finalizó la joven promesa venezolana en la música clásica europea.