Este miércoles 12 de febrero se cumplirán 206 años de la batalla de La Victoria, en la cual los jóvenes estudiantes y seminaristas caraqueños, sin experiencia en la guerra ni conocer un fusil, bajo el mando del general José Félix Ribas pusieron su valentía y coraje para vencer experimentado ejército realista.
Apenas 1500 aprendices de soldados, para nuestros jóvenes fue un gran desafío enfrentar a un ejército de 2500 veteranos y aguerridos hombres encabezados por el sanguinario general español Tomás José Morales, tan malo como José Tomás Boves, quienes dirigían al ejército del rey frente a los patriotas.
Al avance de Boves, quien destruía todo a su paso y esto presagiaba una nada halagüeña situación pues ponía en peligro la vida de los patriotas y la estabilidad de la República se unía que el ejército libertador venía de varias derrotas y pocas victorias. Era necesario detener la marcha desde los llanos a Caracas del sanguinario jefe asturiano de los españoles y dar tiempo a la reagrupación de las tropas patriotas y José Félix Ribas arengó a los jóvenes, «No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer».
Boves no pudo dirigir la batalla de La Victoria por encontrarse en cama en Villa de Cura, herido en la primera batalla de la Puerta, el tres de febrero de 1814.
El fallecido cronista larense Ramón Querales recordó que del Seminario Tridentino de Caracas surgió la mayor parte de los valerosos muchachos alistados en las filas de Ribas, quien se propuso enfrentar al ejército de Boves en la población aragüeña de La Victoria y logró organizar un bisoño ejército de jóvenes, la mayor parte estudiantes de la Universidad y del Seminario de Caracas.
Según Querales, entre esos jóvenes inexpertos en la guerra estaba Juan Guillermo Iribarren, hijo de una familia aristocrática de lo que hoy es Portuguesa, ingresado al Seminario Tridentino de Caracas en 1810, a los trece años de edad. Contra la voluntad de su padre, en este seminario Juan Guillermo decidió unirse a la causa patriota liderada por Simón Bolívar, al fragor de las luchas por la independencia republicana.
Según investigaciones de Querales, el joven Iribarren integró, con 17 años de edad, el grupo de aquellos valientes jóvenes venezolanos que luchó desde las ocho de la mañana hasta entrada la medianoche de aquel 12 de febrero de 1814, cuando el refuerzo de 220 jóvenes de la caballería republicana bajo el mando del coronel Vicente Campo Elías entraron en batalla y la decidieron poniendo en fuga a Morales y sus hombres. Al conocer de la victoria de José Félix Ribas, Simón Bolívar, le concedió el título de «Vencedor de los Tiranos».
Hijo de Marcos Ribas Béthencourt y de Petronila Herrera, el prócer José Félix Ribas Béthencourt Herrera de las Mariñas nació en Caracas, el 19 de septiembre de 1775, uno de los once hijos de una de las más distinguidas y aristocráticas familias de Caracas, perteneciente a la oligarquía criolla de la época colonial. Su padre, nativo de la isla de Tenerife, fue regidor y alcalde ordinario del ayuntamiento caraqueño y su hermano era el teólogo Francisco José Ribas.
Desde muy joven José Félix estuvo ligado a la familia Bolívar y el 1º de febrero de 1796, se casó con Josefa Palacios, tía de Simón Bolívar. Fue alumno del seminario y luego se dedicó a las labores agrícolas. El 8 de mayo de 1799 presenció la ejecución de José María España en la plaza mayor de Caracas y se convirtió en defensor radical de la causa independentista y republicana. Comenzó a asistir a reuniones conspirativas y se involucró en la conspiración de 1808, pero fue hecho prisionero después del fracaso.
El 25 de abril de 1810, José Félix Ribas junto a su hermano mayor Francisco José Ribas, formaron parte de la Junta Suprema de Caracas y en octubre de ese año, organizó una protesta pública como líder de los pardos caraqueños, por la ejecución de 28 patriotas en la ciudad de Quito, el 2 de agosto de 1810.
La Junta Suprema lo expulsó por participar en estas manifestaciones y se ausentó por cinco meses y regresó para participar en las acciones de la naciente república. Inicia su carrera militar a favor de la independencia como coronel y es asignado en 1812, al recién creado batallón de milicias regladas de blancos de Barlovento.
Ese mismo año, bajo las órdenes del generalísimo Francisco de Miranda participa en la campaña contra Domingo de Monteverde y sigue a Caracas para asumir el cargo de comandante militar de la ciudad.
Después de la pérdida de la primera República en 1812, Ribas y Simón su sobrino político obtienen pasaporte para Curazao, luego viajan a Nueva Granada, desde donde Bolívar inicia la campaña que daría la libertad a la región del río Magdalena, para luego comenzar en 1813 con la Campaña Admirable, donde Ribas triunfa en las batallas de Niquitao y Los Horcones.
El 6 de agosto de 1813, Bolívar culmina la Campaña Admirable con su entrada triunfal a Caracas y el tío Ribas, ascendido a general de división, es nombrado comandante general de la provincia.
El 23 de noviembre de 1813 comanda y gana la batalla de Vigirima y el 12 de febrero de 1814, en La Victoria logra detener el avance de las fuerzas realistas de Morales, con las poco experimentadas tropas formadas por jóvenes estudiantes y seminaristas.
El 5 de diciembre de 1814, José Félix Ribas y José Francisco Bermúdez se enfrentan con un ejército de unos 4.000 soldados a los 7.000 de José Tomás Boves en la batalla de Urica donde pese a la victoria realista, muere el sanguinario asturiano.
Por la pérdida de la segunda república, Ribas busca salir de los Llanos a Caracas, en compañía de un sobrino y un criado, pero por una delación es interceptado por los realistas y capturado.
El sobrino y el criado fueron ajusticiados de inmediato por órdenes del justicia mayor de Tucupido, Lorenzo Figueroa, quien aquel 31 de enero de 1815 ordena el fusilamiento en la plaza mayor del general Ribas de 39 años, su cuerpo fue desmembrado y su cabeza enviada a Caracas, donde frita en aceite la exhibieron a las puertas de la ciudad para desalentar y escarmentar a los patriotas.
El 10 de febrero de 1947, la Asamblea Constituyente de Venezuela bajo la presidencia del poeta Andrés Eloy Blanco decretó celebrar el aniversario de la batalla de la Victoria como el Día de la Juventud, en honor a los jóvenes que lograron esta trascendente victoria y desde el 19 de septiembre del 2005, en el Panteón Nacional fue colocado un cofre con los restos simbólicos del valiente general José Félix Ribas, vencedor de La Victoria el 12 de febrero de 1814.
Juan José Peralta