Tiene los zapatos rotos y las trenzas desanudadas. Su franela, con la insignia de la institución, está curtida como si estuviera saliendo de un partido de fútbol. Jorge José Salinas, de 13 años, pertenece a los 750 estudiantes que hacen vida en el grupo escolar Ciudad de Valencia, ubicada en la carrera 6 entre calle 10 y 11, en Barrio Unión, al noroeste de Barquisimeto.
El estudiante contó a Elimpulso.com que debido a la inestabilidad de las paredes de la institución y el levantamiento del piso por las raíces de los arboles, muchos de sus compañeros se atemorizan cuando pasa la locomotora y sienten la vibración de los rieles del tren.
«Cada vez que pasa el tren por allí, el liceo tiembla muchísimo. Pareciera que el liceo se va a caer porque las paredes estan rotas en el medio. A veces tenemos que salir corriendo porque nos da mucho miedo», relató el joven estudiante del segundo año del bachillerato.
Las condiciones del grupo escolar Ciudad de Valencia no están óptimas para recibir diariamente a Salinas, ni a estudiantes de preescolar, primaria y bachillerato. El liceo está rodeado de montañas de basura y escombros que sirven como guaridas de cucarachas, ratones, sapos y culebras.
Un patio sucio y en abandono, una pared agrietada y humedecida, pintura desgastada, poca iluminación y techo en riesgo de desplome, es la cara que presenta la institución fundada en 1952.
Los baños no tienen agua por tubería. Las pocetas lucen amarillentas y deterioradas. Las puertas presentan desperfectos y oxidaciones, mientras que algunos lavamanos han quedado inconclusos por la falta de recursos.
«Cuando llueve prácticamente se nos inmunda la institución. Los techos tienen muchos agujeros que son reparado por autogestión. Los estudiantes deben cargar tobos de agua, cuando hay, para bajar las pocetas después que hacen sus necesidades. Tampoco tienen áreas de recreación. Hemos realizado denuncias a la zona educativa pero no nos han resuelto esta situación. El temor es que uno de los salones se nos venga encima con estudiantes y docentes«, reveló Velismar Roja, exalumna, profesora y ahora directora del grupo escolar Ciudad de Valencia, mientras señalaba la escasez de mobiliario en la dirección, principalmente sillas, por cuanto la mayoría de ellas se encuentran deterioradas y en mal estado.