El colapso económico no ha sido resuelto; tampoco la crisis político-institucional. Ambas soluciones las hemos puesto en manos de los partidos de ambos bandos, el gobierno, los militares y otros países. Pero no hemos puesto la solución en nuestras propias manos. Ahí está el problema.
Mientras los más poderosos construyen una solución “de arriba hacia abajo”, la situación presenta la oportunidad a los menos poderosos de auto convocarnos para construir soluciones “de abajo hacia arriba.” Este reenfoque supone aplicar una estrategia diferente a la del conflicto vertical predominante en la política; sustituyéndola por una orientada a “llenar los espacios vacíos” que deja el conflicto. Y los espacios más vacíos son el económico, la desarticulación gremial (individualismo) y la escasez de alianzas horizontales entre los sectores no públicos. Estas alianzas se orientan al fortalecimiento de cada gremio y a la cooperación para recuperar la economía entre empresarios, trabajadores, consumidores, universitarios, los que no conocen un oficio, miembros de los partidos que entiendan este reenfoque y representantes de los entes públicos que deseen cooperar, por ejemplo, vendiendo o alquilando empresas de Estado a la administración privada (como está ocurriendo).
Sobretodo, necesitamos descartar la prédica del odio hacia todo aquel que no quiera seguir el culturalmente milenario énfasis en lo que nos distancia como forma de vida político-social; torpeza típica de nuestra historia fundacional. El mayor ejemplo de nuestra capacidad para responder a la crisis es la súbita recuperación del abastecimiento con divisas de los particulares una vez que el gobierno liberó el cambio, los precios y bajó los aranceles. Estas medidas no fueron una concesión al empresariado, sino que el gobierno no tuvo alternativa porque se le acabaron los recursos y no los va a recuperar hasta que no complemente la política de reabastecimiento con otra de estímulo a la inversión, producción y empleo privado.
Caminante, por ahora, no hay camino. Haremos camino al andar.
José Antonio Gil Yepes
@joseagilyepes