La gerencia estatal, con el aplauso del Ministerio del Trabajo, promueve la creación de los “cuerpos combatientes de la clase obrera”, mientras que la recuperación operativa queda en un segundo plano
Ya no solo se trata de la presencia de fuerzas militares dentro de las empresas básicas, sino que en los últimos días los trabajadores han recibido talleres teóricos y prácticos de adiestramiento militar, mientras la reactivación de la producción queda en un segundo plano.
La recuperación del parque industrial de Guayana, paralizado casi en su totalidad, queda en un segundo plano cuando las factorías las convierten en centros de adiestramiento militar.
El video difundido por el presidente de Bauxilum en su cuenta en Twitter @ErnestoPsuv, donde se observa a un grupo de trabajadores con armamento militar generó inmediatamente reacciones de rechazo.
En vez de darles ese fusil, invertir esa cantidad de dinero en fusiles, deberían invertirlo en mejores condiciones salariales para los trabajadores”, cuestionó Miguel Ekar
El hecho no es nuevo. Lleva tiempo en las empresas básicas haciéndose talleres teórico-práctico de lo que han denominado Método Táctico de Resistencia Revolucionaria (MTRR), que no es más que un adiestramiento militar.
El argumento es que serán los trabajadores los defensores y resguardadores de las industrias, un trabajo de seguridad que no les compete.
Miembros de la Intersectorial de Trabajadores de Guayana (ITG) se pronunciaron en rechazo a la conformación de milicias dentro de las empresas y que se dispongan de armas para ser usados por civiles, los mismos trabajadores que reciben salarios paupérrimos y sin el cumplimiento de sus beneficios contractuales.
“Vemos con tristeza que llaman a los trabajadores a formar parte de las milicias, y lo más triste de todo es que los arman, les dan un fusil, una escopeta, para que haya un entrenamiento. Mientras tanto los trabajadores están obteniendo salarios pírricos que no les alcanza para comer tres días. ¿Cómo es eso que están armando a los trabajadores, gastando tanto dinero para armas, y no tienen para pagar salarios dignos?”, manifestó Valdemar Álvarez, trabajador de Sidor.
Incursión en delito
El dirigente sindical en Alcasa, Miguel Ekar, envió un mensaje al presidente de Bauxilum, Ernesto Rivero, quien aparece en el video difundido en redes, donde trabajadores con armamento en mano corean consignas.
“Quiero decirle al presidente de Bauxilum que usted está cometiendo un concurso de delito al armar a los trabajadores de esa empresa, para supuestamente enfrentar cualquier invasión que ocurra en Venezuela. Cuando usted entrega un arma de fuego, un fusil, a un trabajador, ya pierde la condición de trabajador y se convierte en un paramilitar más de los que hay en las zonas al sur del estado Bolívar”, denunció Ekar.
Aseguró que lo que ocurre en Bauxilum y otras compañías como Ferrominera, lo denunciarán ante organismos internacionales.
“En vez de darles ese fusil, invertir esa cantidad de dinero en fusiles, deberían invertirlo en mejores condiciones salariales para los trabajadores”, cuestionó el dirigente de Alcasa.
Degraim Marichales, miembro del Sindicato de Trabajadores de Ferrominera (Sintraferrominera), señaló que desde el 2015 se ha ido implementando la creación de cuarteles militares dentro de las empresas por integrantes del Movimiento 21 y la Federación Bolivariana de Trabajadores (FBT), adeptos al régimen.
Para Marichales, esta práctica de convertir a trabajadores en milicianos es con el objetivo de hostigar a los adversarios al régimen de Nicolás Maduro y coartar la libertad sindical.
La militarización en las empresas
Los entrenamientos militares y la incorporación de trabajadores en la milicia bolivariana responden a una clara visión militarista y para muestra la recién aprobada, de manera ilegítima, reforma de la ley de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que incorpora a la milicia como un quinto componente de la institución militar.
Desde el 29 de enero se realizan en las empresas cursos en Sistema Misilístico Antiaéreo Portátil IGLA-S y EU-23. En el caso de Bauxilum fue en las instalaciones del Fuerte Guaraguaro, en Guri.
José Ramón Rivero, viceministro para el Sistema Integrado de Inspección Laboral y de la Seguridad Social, dijo en Twitter que se trata de una “formación político-militar de los cuerpos combatientes de las empresas básicas. Rumbo a la conformación de la primera Área de Defensa Integral y Obrera del país”, y agregó que serían “13 mil trabajadores armados para proteger la patria bolivariana”.
Trabajadores también han tenido que participar en desfiles cívico-militares, como el que hicieron el 4 de febrero, cuando se cumplió un año más de la intentona golpista del expresidente Hugo Chávez contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez.
Sin embargo, no todos participaron en ese acto. Un empleado de Alcasa con más de 30 años de servicio dijo que solo participaron los del Movimiento 21 y quienes forman parte del plan de contingencia, aplicado desde el apagón nacional de marzo de 2019.
“Como trabajador activo en planta no me dejan entrar desde que hicieron esa lista. Yo no asistí al desfile porque no soy del Movimiento 21, es el grupito de ellos los que van a esos actos y el adiestramiento militar. Tengo compañeros que tampoco han ido a la empresa porque les bloquearon la entrada”, dijo.
Quienes forman parte de ese plan de contingencia reciben beneficios adicionales, de los que no gozan el resto de la nómina, como bonos y cajas de comida. Correo del Caroní intentó comunicarse con el presidente de Bauxilum pero no hubo respuesta.
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