Al caminante que va a ningún lado yendo hacia todos…
Mi hogar…es mi camino…
Emile Hirsch
Los caminos son modos de viaje, no destinos
Chow Yun-Fat
No pido otra cosa, el cielo sobre mí y el camino bajo mis pies
Robert Louis Balfour Stevenson
Largo y escabroso es el caminoque del infierno conduce a la luz
William Sumerset
Para cuando desperté, nada era igual. Había pasado bajo el puente, los años del mundo. Hago de todo desde la cama como principio de estado. Boca arriba miro el cielo como una borrasca de aguas turbulentas. La desnudez del parque y el titileo de las ramas goteando, desde el jardín,son cánticos de mares secos que por el agua humedecen la incertidumbre de las calles. Toca navegar la contienda. Levantarse es la primera que sumo frente al espejo de baño donde un marino a tiempo asoma su cara doblada que no hay forma de marearla más.
La nao espera por mis pasos. Espera con paciencia infinita mirar cuáles son los que doy. Pero no hay un camino seguro o cierto para transitar el canto humedecido de la verde colina que emerge en mis ojos hasta donde el fin no tiene regreso. Soy un autómata que anda sobre sus propias huellas. Que borra, sin saber cómo. Y someto esos pasos a la dulce razón de ser,seguir adelante. No me garantiza otra cosa que el movimiento del alma porque el del cuerpo ahora es solo escasa, pero decidida inercia, prudencial y elemental. Un Perogrullo…
Acudo a la mano cuando los pies piden tregua y se cansan de ir tras la señal de la cruz que crucifica por nada. Solo es la señal de la encrucijada de vida en cruzada. Parece que es un andar hacia ningún lado y hacia todos en la misma jugada en el tiempo. Nada explica lo que pasa con mis pasos que vienen al otro ritmo disperso de un tumbarremoto. Tumbas de punto y comas por una rótula que no rotula. Que entorpece el rictus de marchas que no retienen las rutas simples. Ninguna vida tiene pasos simples, solo suspende los complejos,
Complicado por unos pasos sencillos que no tienen destino, voy trazado por caminos ciegos. Un vivo ejemplar de una ruta misteriosa. Un sonido de voces que se funden en los verdes que rodean, el los aires a los que les hurto la gana. En los trinos de idas que no han olvidado que igual pueden extenderse con alas propias.
Planeo con mis alones extensos mis vecinos revoloteos. Ya dejé los pies en la tierra batida y el alma tomó sus ínfulas de aves poderosas, de altísimos etéreos y eternos. Lo hizo un dios olímpico. Una convicción de omnipresencia. Una visión para invidentes que solo miran al andar. Que dan pasos a las miradas divinas que son íntimas. No solo el cielo va fuera, hay otro inmenso dentro.El cosmos extensivo del pulso.Cómo uno explica este sentimiento que se deshace como arena entre los dedos, pero que es capaz de encender de fuegos infernales toda la pradera cuando se arrebata en el pastizal del temperamento indócil. La gloria se nubla tanto como un corazón cuando se resiente en el pecho, acabando por no entender el por qué de su arritmia mística…
Ha sido un ajustado camino. Pero eso se sabe sin verse solo al intuirse, pues solo se hacen caminos al andar diría Serrat. Y andar sin saber hacia dónde o cómo o incluso porqué, no le hace gracia a ningún mortal. Y si no creen háganse la pregunta de las 64 mil lochas. Qué diantres es todo esto. Qué es convivir o solo vivir. Qué hacemos aquí, es decir, cuál es la función, pues si era destruir lo que la naturaleza tardó eones en instruir, entonces si sabemos a qué vinimos. Cómo llegamos a este suelo salvaje, indiferente. Quién nos hizo y lo más insólito, por qué somos tan erráticos y autodestructivos. Esa es la pregunta que corresponde al Sereno, y vaya que hemos consultado, hecho lobby, pero la deidad apuesta a ser invisible y misterioso. Tal vez nos hace creer en sus propios inventos, en sus creaciones, que a la hora de mover los hilos de las parcas, nos remueven como fantoches de palo y cordón. Quiénes somos para regañar lo ignoto, al sobrepaso que das sin saber por dónde…
El sol recóndito de una sensación perversa me da en la piel por esas enfermedades de la vergüenza. A la hora tengo insolación del aislamiento que dan los pasos dispersos sin destino. La sospecha e incertidumbre enloquecen. Se alimentan de inamovilidad, de paro de recorrido, de detención motriz. No se trata de un swing de negación o negatividad, ni siquiera de miedo, solo de pasmo y pereza. Te desconchan el ego a la sazón de pasos insatisfechos, quizás uno de los pocos beneficios de no saber nada. Al fin entiendo que son los caminos, enseñanzas mismas que dejan la impresión que es el recorrido y no el remate lo que siempre mejor priva en el andamiaje para el cruce viviente hacia todas o ninguna parte. Uno de pronto es tan solo un cruce viviente. Un cruzado de una acera a otra, de una calle a otra, de una soledad a otra. El camino es siempre una vía a la casa.
Tanta alma encaramada una sobre otra,las escuchas en los paisajes asolados del país sin vía, o en vía de extinción.La oyes en la nación sin noción de qué trata un espacio identificable como cuna de origen, y es que el camino o nunca existió o se perdió en algún pasaje desgraciado por desgraciados que no les importaba un pepino perderlo todo, y en especial el tiempo que ya van por cuatro lustros tirados al inodoro y contando…
Espacios de sonido acabado, un oleaje apocalíptico incesante, un cotorreo imperecedero. Un imán de infinito alcance. Una magnética que jamás se cicatriza. Y nos bañamos en el desconcierto de todo aquello que empieza en el recuerdo de TEM. Y me recuerda que la vía de antes corría y corría sin poder avanzar y en la de ahora avanzo y avanzo sin poder seguir. Mil veces me siento hablar en glíglico, el horrendo invento lingüista de Cortázar, igual extraigo de Tomás Eloy…
En el camino voy de vuelo, con el vuelo de la reina del Queen, y el amargo Camargo. Periodistas de calle. Editores de museo que es la palabra escrita. Allí me entero, como biólogo ambiental al fin, del corrupto Ministro del Ambiente Pibe que contrabandeaba pieles de nutrias a peleterías Japonesas y que su padre vendía ejidos de la Patagonia para que fuesen usadas como basureros nucleares. Transitar ese camino cuando estás en la lejanía casi nunca lo extrañas, pero cuando estás en su cercanía, no concibes como separarte. El escritor asume atajos letrados que te hacen valorar al volar todo ello, tan solo expandiendo las alas de la imaginación.
Me ha trasladado a los lugares que no he visitado y que quizás no conozca,pero que sin haber estado,igual presiento haber rondado sus puestos y gargantas de margen. Por ejemplo,he ido a las salas de S. Dalí en el museo Reina Sofía,o al paseo del parque El Retiro, o a visitar las tiendas del Corte Inglés. También me ha permitido, desde el bureau, pormenorizarlas fotos de la Roca de Jerusalén publicadas por la revista National Geographics y resaltar dos inscripciones retomadas del Corán que fungían como cartas de batalla contra la cristiandad… Alabado sea dios, que no concibió hijo alguno y tampoco tiene igual…Allah es dios. El Eterno… no fue engendrado ni tiene par…y recordé lo que ya había leído… el extremo mayor de la soberbia es creerse hijo de dios…Afuera escucho a los monos que aúllan como lobos y los papagayos que ríen como hienas, allá en el San Vicente del Caguán, un lugar seco e inhóspito donde el aire denso huele a cloaca y las nubes son hordas gordas de moscas inquietas, un territorio del tamaño de una pequeña Suiza, gobernado por guerrilleros.
Hasta allá fui a dar en el camino. He pasado horas sin saber por dónde ando y sin embargo sé dónde estoy parado. Puede sonar raro pero tiene perfecto sentido para mis pies autónomos con magnetismo animal y vegetal. Mis huellas son ambivalentes. Se adelantan atrasadas y se atrasan adelantándose. Todos pensarán que habrían leído mal. Pero no es así. Te adelantas atrasado sin das dos pasitos para adelante y uno para atrás. Y te atrasas adelantándote, si das dos pasitos para atrás y uno para adelante. Este galimatías es un caos con sentido.
Es hora de volver a despertar. De volver desde donde empecé y devolverme de donde no estaba. De ser otro cualquiera sin ser ninguno en particular. De estar en todos lados no estando en ninguno…soy tan ideal como el camino lo permita… El camino y yo somos uno, y uno es al final, con lo único que el camino cuenta.
Marcatonio Faillace Carreño