El Dr. Gerardo Álvarez, profesor de economía y asesor de la Cámara de Comercio del estado Lara, mostró su preocupación por la forma cómo se ha producido una anarquía cambiaria debido a las políticas equivocadas del régimen.
La situación que estamos viviendo es realmente preocupante porque lo que estamos viendo es un canibalismo, puesto que cada quien fija los precios que se le antoja.
En este sentido citó el caso del petro, cuyo precio es de cuatro millones de bolívares, en razón de lo cual los establecimientos que operan con este tipo de transacción deben valorarlo en dos millones de bolívares. Pero, persisten en asignarle el valor de 1 millón 233 mil bolívares, que tenía el 18 de diciembre de 2019, cuando fue anunciado como aguinaldo para empleados y jubilados de la administración pública, así como para los pensionados del Seguro Social.
Cuando se le consultó acerca de lo dicho por Nicolás Maduro que no volverá más nunca Cadivi porque ahora habrá un modelo autorregulado, productivo y que impulse la economía venezolana, el especialista comentó que le sorprendían las palabras del mandatario.
Precisó que la Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi) fue eliminada en el 2014, tras doce años de funcionamiento y en cuyo período, según el ex ministro de Planificación, Jorge Giordani, se perdieron 25 mil millones de dólares por corrupción, y se creó el Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex) que también fue eliminado para que todo lo concerniente estuviera en manos del Banco Central de Venezuela.
Por otra parte, en cuanto al modelo económico autorregulado, es algo que no se puede entender porque los mercados no se regulan. Se rigen por la demanda y la oferta, pues si aumenta la primera disminuyen los precios de los productos.
En el curso de los veinte años del régimen chavista madurista, sólo ha habido un profesional con conocimiento de la economía, Rodrigo Cabezas, quien se desempeñó como ministro de Finanzas de Hugo Chávez.
Maduro no ha tenido un economista en su gabinete y se ha apoyado en asesores como Alfredo Serrano Mancilla, a quien llama el Jesucristo de la economía.