Venezuela está lejos de contar con unas reservas internacionales óptimas, asegura el economista y director de la consultora Aristimuño Herrera & Asociados (AH&A), César Aristimuño, por su registro en cifras negativas, en especial porque en el caso del BCV estas “no son líquidas”, es decir, no están disponibles de manera inmediata en el caso de que se requieran.
Además, indica que esta entidad financiera no dispone de una descripción y una información transparente de cómo están conformadas las reservas internacionales del país.
El especialista consideró que las reservas internacionales venezolanas, por estar en «un nivel muy bajo, dejan de cumplir su función primordial».
Si bien Aristimuño aclara que, a consecuencia de la recesión, actualmente la economía venezolana “es más pequeña”, apunta que ese nivel de reservas internacionales en todo caso se trata de «un monto muy bajo» para cubrir compromisos comerciales y financieros internacionales.
“El país se queda sin activos líquidos financieros internacionales para darle sostenibilidad y soportar el valor de ninguna moneda”, precisó. Igualmente señaló que no se cuenta con la confianza, como valor intrínseco de aceptación del bolívar ni de ningún otro intento de moneda emitida por el gobierno nacional.
Estima que las reservas que reporta el emisor, han sido destinadas a cubrir algunos gastos que tienen que ver con pagos de importaciones de gasolina y compromisos que tiene el país con países aliados como China, Rusia y Cuba.
Para Aristimuño, tomando en cuenta el tamaño de la economía venezolana, las reservas internacionales venezolanas deberían estar en torno a los 35.000 millones de dólares.
Recomienda sincerar la economía nacional, a través de un plan económico que permita que el sector productivo nacional, cumpla su rol fundamental de producción y generación de empleo y que a su vez permita generar confianza a los capitales financieros internacionales e inclusive al Fondo Monetario Internacional, cuyos recursos son fundamentales para permitir el crecimiento de la economía venezolana.
Nominalmente, las reservas internacionales de Venezuela están entre las más bajas de la región suramericana, pues la vecina Colombia suma más de 53.000 millones de dólares y en Brasil la cifra supera los 380.000 millones de dólares.
Inclusive, los ahorros de Argentina, que atraviesa una crisis financiera y con la sombra del default en el horizonte, suman más de 56.000 millones de dólares.
Bolivia tiene unos ahorros similares a los que registró Venezuela a inicios de 2019, 8.317 millones de dólares, aunque en su caso se estima que representaban en junio unos ocho meses de importaciones.
Importaciones
Venezuela terminó 2019 con un nivel de importaciones estimado en 7.000 millones de dólares, a pesar que, por ejemplo, el sector alimentos depende en 80% de las compras externas y el de medicamentos en casi 100%, por solo citar dos ejemplos.
El tamaño de la economía, que, como ya se anotó se ha reducido 60% desde 2013, explica niveles de compras externas históricamente bajos; sin embargo, el monto actual de las reservas internacionales ni siquiera cubren las importaciones del año pasado las cuales alcanzaron un mínimo histórico.
Esta economía llegó a registrar compras externas cercanas a los $60.000 millones de dólares, entre 2008 y 2012, cuando el país vivía en medio de una bonanza petrolera. Cálculos de Aristimuño Herrera & Asociados señalan que el país necesita, por lo menos, unos $12.000 millones de dólares en importaciones para sostener un nivel mínimo de suministro de bienes, debido al colapso de la producción interna.
Este cálculo implica regresar a los promedios de importaciones de los años 90 del siglo pasado, señala el experto de AH&A.