San Juan Bautista, al ver venir a Jesucristo hacia él en el Jordán, exclama: “Este es aquél de quien yo he dicho: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’. Yo no lo conocía” (Jn. 1, 29-34).
Al decir San Juan Bautista “ya existía antes que yo”, siendo que él era unos meses mayor que su primo, quería significar que, al no más verlo, reconoce a Jesús como Dios.
Y el Padre se lo confirma con la clave que le había dado para reconocer a su Hijo: “Aquél sobre quien bajara y se posara el Espíritu Santo”. Y en efecto, Juan dice que vio al Espíritu Santo descender del cielo y posarse sobre Jesucristo.
Sabemos que además San Juan Bautista escuchó la voz de Dios Padre que revelaba quién era Jesucristo: “Este es mi Hijo amado” (Mt. 3, 17). Y Juan nos dice también que su bautismo era sólo de agua para aquéllos que se convertían, pero que Jesús, el Hijo de Dios, nos bautizaría a nosotros con Espíritu Santo.
¿Y qué quiere decir esto? Esto es importantísimo: significa que el bautismo que Jesucristo instituyó, es decir, el Bautismo Sacramento, aunque se nos bautiza con agua, además de purificarnos del Pecado Original, nos comunica el Espíritu Santo, que tiene el poder de transformarnos interiormente. Que además el Sacramento del Bautismo nos comunica la vida de Dios, por la que somos también, como Jesús, hijos de Dios.
¡Esto se dice muy fácilmente, pero ¿nos damos cuenta de su gran significado? Es decir, que por los méritos de Jesucristo los bautizados somos realmente hijos de Dios … y podemos llamar a Dios, “Padre”.
Recordar el Bautismo de Jesús es recordar la necesidad que tenemos de bautizar a nuestros hijos cuanto antes, para que puedan ser verdaderos hijos de Dios. Es un error esperar el Bautismo, porque se piensa que lo más importante es la fiesta y si no hay dinero para la fiesta, pues no hay Bautismo (!!!). Otro motivo de tardanza suele ser porque el padrino no vive aquí y vendrá quién sabe cuándo. Y la más grave: vamos a dejar que el niño decida cuando esté grande si quiere bautizarse o no. Pero veamos… para alimentarlo o vacunarlo o educarlo en tal o cual escuela, ¿se espera para que el niño decida? Y resulta que el Bautismo es para el alma muchísimo más importante que cualquiera de esas cosas que podemos darle a nuestros hijos en el plano material.
Todo para decir que al descuidar o retrasar el Bautismo innecesaria o indefinidamente estamos privando a los niños de gracias inmensas y muy, muy necesarias para su salvación. (cf. CIC #1261)
¿Es necesario el Bautismo para la salvación?
www.homilia.org/preguntash/necBautSalvacion.htm
Isabel Vidal de Tenreiro