Además de su aporte a la sociedad de brindarles ciudadanos de bien, para el futuro de bien, con valores y conocimientos consolidados en su espíritu, este 15 de enero, día de su efeméride nacional, el maestro fue reconocido por valentía al ejercer uno de los oficios con más baja remuneración y exento de cualquier tipo de seguridad social para su protección y la de los suyos.
Sobre el maestro como el héroe de la Venezuela de hoy coincidieron tres docentes, quienes además de conocer el trabajo en el aula, han cumplido con el rol de ser maestros de maestros.
Ese calvario que implica ejercer la docencia se ha traducido en el hecho de que muchas licenciaturas, enfocadas a la enseñanza específicamente, hayan sido abandonadas, teniendo en la actualidad en la Universidad de los Andes-Táchira que a muchas aulas apenas si asisten unos cuantos alumnos.
Uno de los entrevistados fue el profesor Omar Pérez Díaz, vicerrector Académico de la ULA, quien recordó que la institución que representa ya lleva 47 años entregando a la sociedad venezolana profesionales del área de la educación, y cuya formación se ha complementado con estudios de tercer y cuarto nivel.
“Lamentablemente, en estos momentos en que lo informal está prevaleciendo sobre lo formal, se está viendo cómo la escuela ha perdido la trascendencia de otros días en la sociedad. Ya no podemos decir que la escuela es el ‘segundo hogar’, en virtud de lamentables fenómenos como la deserción. Nosotros tenemos que recuperar la importancia que ha perdido esta profesión. Lamentablemente, las carreras de educación son las que menos solicitudes tienen; en este semestre, por ejemplo, no llegamos a los cien alumnos, pero con más énfasis en los idiomas, no tanto con la intención de ejercer la docencia, sino de contar con herramientas para emigrar al exterior. Las carreras de Matemáticas, Básica Integral, Biología, Castellano y Literatura pueden contar por semestre con siete, diez, doce alumnos; algo muy lamentable”.
Sostuvo que a pesar que el ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz, fue un luchador sindical con el cual se compartió luchas en Fetramagisterio, hoy tiene una visión diferente, al querer docentes exprés, sin formación pedagógica e improvisados, sin academia, como ocurrió en el año 1961, con la excepción que en ese entonces no se contaba con universidades.
“Los maestros -sostuvo Pérez Díaz- siempre van a tener un alumno que les va a agradecer por la orientación que le dieron, y le brindaron una mejor calidad de vida. Por eso, debemos entender que los profesores y su carrera de Educación es lo más importante que debe tener un país”.
Sagrado deber
Durante 25 años, el profesor Temístocles Salazar ha estado en la organización de los actos que como homenaje al maestro se han realizado desde los espacios de la Universidad de los Andes.
Su reflexión para esta efeméride gira en torno al “calvario que vive el maestro hoy en día, sobre todo el tachirense”.
“Los salarios de miseria –sostuvo Salazar—lo esclavizan; las fallas del transporte lo desesperan; no hallan qué hacer nuestros docentes con los costos de las medicinas y los tratamientos médicos; los costos de los artículos de primera necesidad, y algunos accesorios para el hogar no pueden solventarlos; sus horarios de trabajo tampoco les permiten buscarse otro trabajo para complementar sus ingresos, como en el tiempo de la Colonia Española, donde los maestros también ejercían de barbero, o como hizo Simón Rodríguez… Si se habla de héroes de resistencia en este país, actualmente, con esta crisis tan terrible, el verdadero es el maestro, porque sufre demasiado y no hay derecho a que un hombre o una mujer que ofrenda su amor y sabiduría especialmente a los niños esté pasando penurias”.
Abridor de horizontes
Por su parte, el profesor Omar Contreras dijo que “en medio de la más vorágine crisis que afecta al magisterio venezolano, hemos celebrado con orgullo el Día del Maestro. El abridor de horizontes, el sol de una nación, en procura de la luz de la libertad y la esperanza.
Allende las dificultades que tengamos nosotros, debemos estar altivos en la profesión que tenemos. Ser docente es, nada más y nada menos, contribuir al progreso de una nación, para abrir el conocimiento a esa masa que nos llega, en la construcción de su propio destino. Por eso, el docente tendrá que ser bien remunerado y ser bien acogido en una sociedad, para que ella marche”.
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