La Eucaristía central en la Catedral de Barquisimeto tras la llegada de la Divina Pastora a Barquisimeto, fue presidida por Monseñor Polito Rodríguez, obispo de Cojedes, quien junto al clero venezolano envió un mensaje de esperanza a los venezolanos al tiempo que condenó la terrible crisis que padece el país.
Inicialmente, monseñor Polito Rodríguez saludó a las autoridades eclesiásticas y a todo el pueblo larense. «Cuán grande es Dios que ha querido que nos acerquemos a Él por medio de su Madre».
Además, imploró a María Santísima por «los sacrificios de las madres que trabajan más de lo aceptable para llevar el pan a sus hogares . María se convierte en la Madre de la Iglesia, en la Madre de esta tierra larense, de las familias más desprotegidas».
«Vivimos en un país en donde la anarquía y el culto al poder se engrandecen a pasos agigantados. Debemos acudir a la Madre de la Esperanza, esa que Jesús nos entregó en la hora más difícil de su agonía en la cruz».
Pese a las dificultades que enfrenta el país, monseñor recordó que «no estamos solos en estos momentos terribles. Tenemos una Madre, a la Divina Pastora, ella nos guía por senderos de paz, de justicia y amor, en definitiva, hacia su hijo Jesús».
Un profeta que denuncia
Nuestra tierra vive en un total desconcierto. Para nadie es ajeno la situación de crisis que vive la Nación. Son moralmente inaceptables los términos en que vivimos, dijo monseñor en medio de aplausos de la feligresía.
«Sientan que ante la insistencia de aquellos que atentan contra el pueblo y pretenden llevarlo a la contradicción, nosotros los obispos somos pueblo con ustedes, sufrimos con ustedes, cual padre que ve sufrir a sus hijos».
El Santo Padre Francisco, agregó, ha dicho que en la voz de los obispos de Venezuela, está la voz del Papa. En este sentido, recientemente los obispos de Venezuela hemos expresado en la carta fraterna del 10 de enero del año en curso, que como pastores somos pueblo con ustedes. Y por eso compartimos sus alegrías, esperanzas, angustias y dificultades.
«Queremos consolar a los afligidos, proteger a los débiles y ayudar a la edificación de una sociedad justa… Pueden contar con la Iglesia que continuará apoyando a todos, particularmente a quienes pasan hambre, desolación, persecución y maltrato de su dignidad».
La paz, sostuvo, no la tienen aquellos que han decidido estar en contra del Pueblo y viven temerosos y asediados por no haber obrado en bien de los hermanos. «María nos invita a elevar la mirada, a cambiar la mentalidad, de forma de vida y actuar, para gestar así en nuestro bello país una nueva sociedad».
Durante su intervención, monseñor recordó lo expresado por los obispos en la carta fraterna al pueblo venezolano. «Ante la realidad de un Gobierno ilegítimo, Venezuela clama a gritos un cambio de rumbo, una vuelta a la Constitución. Ese cambio exige una salida de quienes están en el poder de manera ilegitima y la elección en el menor tiempo posible de un nuevo presidente de la República», sentenció monseñor, al tiempo que la feligresía validó con aplausos sus palabras.
Dicha elección, prosiguió, amerita condiciones: un nuevo CNE Imparcial, actualización del Registro Electoral, voto de quienes están en el exterior y supervisión de organismos internacionales. Igualmente, el cese de la Asamblea Nacional Constituyente».
«Para quienes están al frente del Gobierno lo que cuenta no es el bien común sino el interés del poder hegemónico, capaz de resquebrajar todo intento de vivir en democracia… vivimos frente a un régimen autoritario e inhumano, en el que se persigue a la disidencia política, de torturas, represión y violencia. A esto se suma la presencia de grupos irregulares bajo la mirada complaciente de la autoridades civiles y militares».
El Tiempo de Dios es perfecto y nadie se escapa de su justicia, agregó.
Clamor a María
Monseñor Rodríguez concluyó su homilía con una oración: Hoy nuestra sufrida realidad se agudiza, buena Madre. Te pedimos que intercedas ante tu hijo amado para que erradique ese cólera que nos quiere robar nuestra dignidad humana. Madre, haz que de una vez por todas tengamos una economía estable…
Eres la Madre del Cielo, aquí estamos tus hijos, muéstranos el camino a al Libertad y defiéndenos del mal.
Finalmente, la Eucaristía concluyó con gran fervor del pueblo larense que acompañó a su Pastora hasta el templo.