Los cristianos, quienes llevamos una vida religiosa, eclesiástica, distinta a la iglesia popular, debemos tener cuidado en no ejercitar la crueldad contra nuestros semejantes o nuestro prójimo, nuestro Señor Jesucristo cuando resumió el contenido de los 10 mandamientos, lo cual no indica de ninguna manera que sustituyó a los otros, ¡CUIDADO!, lo expone claramente. “Jesús dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo” Mateo 22:37-39.
Lo digo, por cuanto, cual fariseo “defensor” de Dios y su Palabra, a veces tomamos textos, obviamente venido del Dios Altísimo, que son reales y verdaderos, pero lo exponemos con crueldad y en vez de enseñar se golpea con espíritu de agresividad. Entonces, abandonamos el amor y la misericordia que el Señor Jesucristo enseña. Por ejemplo, algunos son muy dados a utilizar textos muy claros como este «Nuestro Dios está en los cielos, él realiza todo lo que quiere. Sus ídolos no son más que oro y plata, una obra de la mano del hombre. Tienen una boca pero no hablan, ojos, pero no ven, orejas, pero no oyen, nariz, pero no huelen. Tienen manos, mas no palpan, pies, pero no andan, ni un susurro sale de su garganta» Salmos, 115
A las claras son textos bíblicos presentados por el mismo DIOS en su Palabra, pero no tenemos ningún derecho a utilizarlos para golpear o agredir a nuestros semejantes. Sino más bien, a tratar de enseñar con amor y paciencia estas verdades. Ciertamente, cuando recordamos el pecado de Aarón por allá en el desierto. Cuando Moisés subió al Monte Sinaí a buscar la tablas de la Ley. Los 10 Mandamientos que Dios le entregaría para obediencia del mundo y él encabezó una horrible jornada de idolatría y adoración a la estatua de un becerro de oro nos llama a reflexión. Allí se manifestó la ira de Dios y murieron miles que doblaron las rodillas ante esa imagen. Pero nuestro Señor Jesucristo que es el mismo Dios, con su muerte en la Cruz del Calvario, abre las puertas del perdón del verdadero arrepentimiento y da la Salvación.
Por ello, la regla de oro de la Santa Biblia nos enseña. “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Esa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas” Mat.7:12. “La regla de oro toma el egoísmo supremo, lo que querríamos que otros hicieran por nosotros, y lo transforma en suprema abnegación, lo que hemos de hacer en favor de otros. Esta es la gloria del cristianismo. Esta es la vida de Cristo vivida en los que le siguen y llevan su nombre” Diccionario Bíblico Adventista. ¿Cómo les parece?
Es por ello que no tenemos ningún derecho de tratar con crueldad a aquellos que por razones de educación, tradición o ausencia de conocimiento bíblico profesen creencias distintas a las que hemos aprendido de DIOS en las SAGRADAS ESCRITURAS. Hacer eso, puede causar perdición eterna. La recomendación, en estos días, cuando la crisis lleva a la gente a poner su fe, no en nuestro DIOS TODOPODEROSO, imitar la Fe de Moisés. “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible” Heb 11:27. Y el apóstol Pablo lo certifica así. “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” 2 Cor.4:18
¡Hasta la próxima semana Dios mediante por la WEB!
William Amaro Gutiérrez