Aparece en la economía venezolana un nuevo marcador del dólar: los bodegones

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Ni el gobierno ni el BCV logran detener la arremetida del precio del dólar paralelo, el cual se disparó Bs. 30.689 en dos semanas. La inestabilidad económica continuará mientras persista la crisis institucional y política del país


El aumento significativo del dólar paralelo en las últimas semanas de 2019 dejó en evidencia una vez más la imposibilidad de las autoridades monetarias y financieras para estabilizar el mercado cambiario. Pero a las distorsiones presentes desde un buen tiempo en la economía, ahora se le suma otro elemento con la aparición de un nuevo marcador del dólar: los bodegones.

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«¿A cuánto el dólar?», es la pregunta que continuamente se escucha en los comercios del país. Desde finales de 2019 se observa que no solo las páginas web muestran sus propios cálculos sobre la cotización de la divisa no oficial sino también los llamados bodegones, este nicho comercial que ha inundado al país en el último año gracias a los beneficios tributarios de importación.

Con el incremento de la dolarización transaccional en Venezuela, la cual se intensificó en 2019 dada la anuencia de la administración de Nicolás Maduro y del Banco Central de Venezuela (BCV), muchos comercios y principalmente los bodegones comenzaron a ofertar su propio tipo de cambio con el cual cotizan sus productos a los clientes, muy diferente al del dólar oficial y al del paralelo.

¿De dónde sacan ellos ese precio, por qué es tan distinto a lo que reflejan páginas como DólarToday y Monitor Dólar? Ahora cuando uno va a comprar en una tienda no sabe bien con cuánto va a disponer para pagar la compra, porque hay que comenzar a sacar cuentas para ver si es conveniente o no esa cotización del dólar», señala Israel González de 47 años de edad y de profesión administrador de empresas.

En una visita realizada a varios establecimientos comerciales en Caracas, se pudo observar que la cotización ofrecida por sus dueños resultaba ser más baja que el precio promedio del mercado paralelo publicada por las páginas web dedicadas al tema, pero también muy por encima del tipo de cambio oficial.

En pocos comercios, el precio para intercambiar el dólar era mayor al paralelo. Pero en algunas cadenas comerciales comenzaron a cotizarlo igual al dólar oficial cuando el precio de la divisa se disparó.

Mientras que el dólar estaba en 78.000 bolívares, en un bodegón por suroeste de la capital lo estaban cotizando ya a 80.000 bolívares, la verdad no entiendo eso», resalta Gerardo Chacón, motorizado de 58 años.

Con el impulso del dólar -además- varios negocios procedieron a incrementar en dólares los precios de los productos, a pesar del alza continua de la inflación. «Mientras que en diciembre un par de zapatos de marca costaba 60 dólares, ahora lo quieren vender en 110 dólares, una barbaridad», cuenta Soraya Pineda, maestra de 36 años de edad.

El economista Luis Oliveros resalta que ya en la economía venezolana existe una diversidad de tasas, producto de un mercado cambiario «libre» en donde no hay intervención oficial para controlar el precio que cada quien le pone al dólar.

Estas tasas de cambio que estamos observando van convergiendo o llegando a una tasa promedio. Era previsible esa diversidad de tasas porque tenemos una economía en hiperinflación, donde hay una dolarización en buena parte de las transacciones del país», dijo.

Reitera Oliveros que en Venezuela se tiene un mercado en donde varios actores establecen la tasa de cambio que consideran porque al final hay cierta libertad para fijarla. «Antes la tasa de cambio de referencia era la que fijaba el gobierno, ahora las referencias son las tasas paralelas, en donde no hay un único criterio y por eso vemos la diversidad en los precios».

Sin muro de contención

Lo cierto es que la administración de Maduro cuenta con pocas posibilidades para estabilizar el mercado cambiario. Para el economista y diputado de la Asamblea Nacional, José Guerra, con la caída que muestran las reservas internacionales del BCV, ya éste organismo no puede estabilizar el tipo de cambio, «aunque quisiera, no tendría con qué hacerlo, para calmar la demanda insaciable de un público que repudia al bolívar y cada vez que esta moneda cae un sus manos, la trata de cambiar a dólares o por bienes».

Sostiene que a esta situación se ha agregado un nuevo invento: el pago de los bonos con petro, que al final terminan convirtiéndose en bolívares circulantes y de allí pasan a perseguir a los escasos dólares.

«Ello quiere decir que en estas circunstancias, mientras más bolívares inyecten el BCV y el Fisco a la economía, mayor será la depreciación del bolívar frente al dólar. Esto es inevitable por la confluencia de tres factores: el primero, la escasez de dólares tanto del BCV como de origen privado; el segundo, por la exacerbación de la demanda de dólares asociada al tercer factor, la ausencia de confianza en la política económica», explicó Guerra.

El director de la consultora Econométrica, Henkel García, coincide en que la puesta en circulación del petro, fue una estrategia que trajo resultados adversos para el gobierno, ya que si se sigue insistiendo en darle circulación forzada a la moneda digital petro, el uso del dólar se acelerará aún más.

«Las preferencias son claras. Me parece que lo ocurrido con el petroaginaldo y con la inusitada y violenta alza del tipo de cambio tendrá un efecto en la profundización del uso del dólar», dijo.

Mientras que Luis Oliveros acota que Venezuela sigue presentando una situación externa muy delicada, existe una caída en la demanda de dinero y aún la economía sufre de hiperinflación. Bajo ese escenario, no es posible que la tasa de cambio se mantenga estable, por lo que la volatilidad se ha vuelto costumbre.

«Increíble que todavía algunos sigan esperando que la tasa de cambio tenga un comportamiento estable. Lo que no había aumentado en noviembre, pero sobre todo en diciembre, ocurre en enero, como ha pasado en los últimos años. Vendrá el posterior ajuste y así seguiremos», resalta Oliveros.

Para la fecha, el mercado cambiario venezolano es pequeño y por lo tanto no se necesitan muchos recursos en divisas para intervenirlo y tratar de bajar el tipo de cambio, por lo que el BCV interviene solo cuando observa una alta volatilidad como ocurrió hace unos días cuando la tasa promedio casi alcanzó los 80.000 bolívares por dólar y bajó a 61.000 bolívares en apenas dos días; aunque un nuevo repunte ya se dibuja en el horizonte.

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