El príncipe Harry y su esposa Meghan Merkle dicen que quieren tener “independencia económica” de la realeza británica. Esa independencia, no obstante, es un tema complejo y no implica necesariamente que dejarán de recibir dinero de la familia real.
Al hacer su sorpresivo anuncio de que piensan tomar distancia de la realeza, Harry y Meghan dijeron que se proponen trabajar para ganarse la vida al tiempo que siguen apoyando el trabajo de la reina Isabel II.
Harry y Meghan no parecen haber coordinado nada con el Palacio Real, que dijo en un comunicado que las conversaciones sobre el futuro de la pareja “están en sus etapas iniciales” y que había “asuntos complejos que habrá que resolver”.
El jueves la reina de 93 años tomó control de la situación y dispuso que se haga una reunión entre los representantes de la monarquía, su hijo, el príncipe Carlos; sus nietos, los príncipes William, Harry y Meghan, para buscar una “solución viable… en días, no semanas”.
Abundan las especulaciones acerca del significado que puede tener la expresión “independencia económica”.
Harry, quien tiene 35 años, y Meghan, de 38, dicen que no quieren recibir más dinero de los contribuyentes, los cuales costean el 5% de las operaciones de la familia real. Pero podrían seguir recibiendo fondos del padre de Enrique, el príncipe Carlos, dueño de una vasta fortuna en tierras y propiedades del Ducado de Cornualles.