Si la navidad de este año fue muy precaria, porque la mayoría de la población sintió los efectos hiperinflacionarios y la carencia de los principales servicios, el comienzo del 2020 no presagia cambio alguno, porque los problemas se mantienen inalterables y lo que es peor: tienden a agravarse.
Coinciden en esta apreciación Azalea Colmenárez, del gremio de trabajadores de estaciones de servicio y gas; Elías Bessis, de la Cámara de Importadores y Distribuidores de Autopartes de Automotores; Aixa López, del Comité de Víctimas de Apagones y el ingeniero Antonio Patiño, de la Asociación Venezolana de Ingenieros Eléctricos, Mecánicos y Afines, consultados por Elimpulso.com.
Casi no se produce gasolina
Cada vez son más largas las colas de vehículos y de motos a las entradas de las estaciones de servicio.
La razón es muy simple, dice Azalea Colmenárez. No se está produciendo el combustible que se consume. Porque las refinerías dejaron de tener el personal calificado, mantenimiento, repuestos e inversiones requeridas y, en este momento, según los entendidos en la materia, apenas se está operando a un nivel del 30 por ciento de la capacidad.
El país depende únicamente de Amuay, en la península de Paraguaná, estado Falcón, ya que la de Cardón, también en la misma zona, se encuentra casi inoperativa. Y la de El Palito, en el estado Carabobo, dejó de funcionar. De aquel estado se abastecen Aragua, Barinas, Carabobo, Lara, Trujillo y Yaracuy. Antes también llegaba del Zulia, el combustible para Quíbor, El Tocuyo y Carora; pero el vecino estado dejó de producir y allá están en peores condiciones que aquí, porque los conductores, generalmente, tienen que permanecer hasta cuatro días en cola para surtirse de gasolina.
Aparte del combustible que produce Amuay, en los muelles de éste complejo refinador llegan los buques procedentes de Brasil, que permiten llenar algunas gandolas.
En Lara, la gobernadora Carmen Meléndez expropió tres estaciones que eran propiedad de la industria petrolera, pero que durante cincuenta años habían sido arrendadas a particulares, que pasaron de una generación a otra en esa actividad. Se trata de El Terminal, la Sindical y la de la urbanización Gil Fortoul. Con la medida tomada por la gobernación se esperaba que estuvieran surtidas las 24 horas, pero, qué va, nada de eso ocurrió. Y sólo reciben parte de la carga que traen las gandolas.
Cada una de estas unidades transporta 36 mil litros, que son distribuidos en tres o cuatro estaciones de servicio. Es por eso que en éstas se forman colas de hasta cuatrocientos o más vehículos, pero cuando se han atendido unos cien automotores, se acaba el combustible.Y, desde luego, se acrecienta el malestar de los dueños de los carros porque tienen que volver a hacer el viacrucis al día siguiente.
Otro problema que tiene el suministro es que ya no se da a conocer el cronograma de abastecimiento y, por eso, nadie sabe cuándo llegará la gandola.
En Lara hay 104 estaciones de servicio, 46 de las cuales se encuentran en el municipio Iribarren.
El desabastecimiento comenzó en abril del 2017 y se agudizó este año cuando la gente comenzó a dormir a la entrada de las estaciones de servicio, aguardando para recibir el combustible, que ahora es limitado.
La espera desesperante por gas
Como consecuencia de la misma falta de política acertada hacia la producción de combustibles, el gas no sólo ha escaseado, sino que ha registrado un aumento en su precio.
El gobierno, prosigue Azalea Colmenárez, expropió las plantas Servigas y Vengas, la primera ubicada en la Zona Industrial cerca del Mercado Mayorista y la segunda, en la Zona Industrial cerca del Inces.
Además se mantienen Aragas C.A.,Tenegas y Paiva Gas. La bombona de diez kilos debe ser vendida en catorce bolívares, pero es expendida a 45 y 50 bolívares.
Las pequeñas son vendidas por los consejos comunales, pero las de 18, 27 y 43 kilos, por resolución oficial, tienen que ser expendidas mediante transferencias hechas al Banco de Venezuela y, después, hay que presentar la constancia en la oficina de la carrera 19, entre las calles 30 y 31, para que se le pueda dar curso a la operación.
Lo que molesta a los usuarios es que a veces tienen que esperar no sólo días, sino hasta meses para recibir las bombonas. Quienes viven en casas, sobre todo en los barrios, se ven obligados, mientras tanto, a cocinar con leña o chamizas, porque, la mayoría no tiene cocinas eléctricas que pudieran resolver el problema.
Parque automotor en crisis
Como ya es costumbre, el régimen no suministra información sobre servicios, ni siquiera acerca de la actividad económica.
Desde el 2008 no se tienen detalles relacionados con el parque automotor venezolano, cuando, para ese entonces, el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTTT) dio a conocer que había 5 millones 350 mil vehículos en circulación, entre privados, carga, transporte público y motos.
Elias Bessis manifiesta que al dejar de producir las grandes industrias automovilísticas, en especial las ensambladoras, las fábricas de autopartes también fueron afectadas.
Algunas desaparecieron y otras se desmembraron. Influyó mucho el control de cambio impuesto por los organismos oficiales.
Los importadores y distribuidores de autopartes hemos tratado de cubrir el vacío, pero, además de que todo está dolarizado, existe una gran cantidad de impuestos muy onerosos. Es por ello que las inversiones que se están haciendo se realizan en cantidades muy pequeñas. En mi caso, al año lograba traer doce contenedores y en el presente apenas dos.
Aunque el dólar ya es una moneda de uso común, complica las operaciones porque hay que hacer doble caja y no hay mecanismos idóneos para trabajar, ya que los bancos no garantizan que podamos disponer del dinero que requerimos. Se están vendiendo los repuestos que se necesitan de inmediato.
Por lo general, la vida útil de un vehículo es de diez años y los dueños de los automotores se encuentran en la disyuntiva de disponer el dinero para comer o para hacer las reparaciones al carro.
Eso explica que uno de los problemas que se ha agudizado más, sobre todo en el año que está por terminar, ha sido el transporte, tanto el público como el de carga.
Los representantes del gremio de carga han manifestado que alrededor de 800 mil unidades se encuentran paralizadas por falta de repuestos.
Y los del transporte público consideran que apenas está operando el treinta por ciento de los colectivos, igualmente debido a la falta de autopartes-
Esta situación nos lleva a pedirle a los organismos correspondientes a la autorización de importación de autopartes que tomen medidas, para que no se exageren los impuestos y se puedan nacionalizar sin dificultad las importaciones, que permitirían que esos artículos puedan llegar a quienes lo necesiten.
Récord mundial en apagones
Para esta semana, el número de apagones que se había registrado durante el año en el país llegó a 84.200, cifra que representa un récord mundial, tomando en consideración que teníamos la central hidroeléctrica más importante de América Latina.
Aixa López declaró que los estados más afectados han sido Zulia, Táchira, Mérida, Trujillo, Barinas y Nueva Esparta.
Increíblemente, Zulia, el estado icónico del petróleo, registra apagones las veinticuatro horas del día en sus municipios, interrupciones que se hacen rotativamente.
En los demás estados, Corpoelec suspende el servicio en bloques, que oscilan entre cuatro, seis y ocho horas.
Los aparatos que más se dañan, como consecuencia de estos apagones, son aires acondicionados, microondas, televisores, neveras y refrigeradores. Sin embargo, la empresa no ha indemnizado a nadie por las pérdidas sufridas, no obstante que había anunciado que lo haría mediante la denuncia que se hiciera a través de una página que abrió al público.
En Caracas, donde no se sentía el problema eléctrico, ya comenzó a registrar fallas. Hubo apagones y bajones eléctricos entre el 22 y el 25 de diciembre, sobre todo en La Candelaria, San José, Altagracia, La Pastora y la parte baja de San Bernardino. El problema fue de distribución.
Los afectados durante el año 2019 son trece millones de personas, sobre todo en los estados ya mencionados.
Corpoelec no ha informado cuándo se va a producir un apagón y lo único que hace es calificar de sabotaje los problemas. Éstos ya lo hemos advertido que se producirían porque no se tomaron a tiempo las medidas pertinentes, manifestó, por su parte, el ingeniero Antonio Patiño.
Conviene señalar que ya los técnicos no quieren declarar sobre la situación eléctrica porque el Colegio de Ingenieros fue visitado por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin)-
Sin embargo, el ingeniero Patiño. como sus colegas, considera que mientras no se le inyecte dinero al servicio, éste no mejorará.
Se necesita quince mil millones de dólares para reparar y poner en condiciones el sistema, además de incorporar más del doble del personal que tiene actualmente Corpoelec, cuya nómina es de veinte mil trabajadores. Claro está, este es un proceso que puede durar de dos a cuatro años.
O sea que por ahora no mejora nada el enfermo, que según nuestro entrevistado, está en terapia intensiva.