Me uno con toda la fe y esperanzas a las aspiraciones del alto porcentaje de Venezolanos, que según los números y las estadísticas hablan del Noventa y tres por ciento (93%), voluntades y cifras muy respetables, que a la larga se impondrá como siempre es la mayoría que están pidiendo a grito soluciones pacíficas, que concluyan en paz y prosperidad, un país pacífico, productivo, amigable, con una buena política económica, alianzas con los triunfadores de mente abierta, discurso claro amigable, que se nos respeten, como un país ejemplar y no como una patria busca pleito, siendo lo contrario a lo que aspiran la convivencia y no es quítate tú para ponerme yo, busquemos alianzas que nos beneficien a todos, ideas que produzcan beneficios, que traigan unión y no división, alegría, voluntad de hacer, ánimo para seguir luchando, producir, compartir, convivir de forma pacífica, donde nos volvamos a amar y admirar, dejando atrás los odios, rencores y regrese el saludo cordial, el apretón de mano afectuosa y no con el puño cerrado, mirándose a los ojos con cariño y no con una cara como el que va a poner una denuncia, a surtir gasolina o tiene un dolor de muela, no tengo duda de que esa mayoría abrumadora de los venezolanos lo que quieren y desean es lo que aquí esta expresado, igual para aquellos que no tuvieron el valor de frenar la avaricia y que hoy su familia sufren las consecuencias por la sobre dosis de abundancia, serán incluidos en todos los que estamos en la búsqueda de la convivencia y el perdón de Dios para que sean perdonados por no darse cuenta del dolor causado a los demás, por no frenar a tiempo sus tentaciones y no fomentar el sufrimiento de sus propios de pasar por la vergüenza de ser expulsado; como deseamos el bien para todos, no dudemos en desearles que encuentren el camino dela paz al lado de sus inocentes hijos.
Bueno, nos queda continuar con toda la fe que nos caracteriza y con mucho optimismo en abundancia, darle la bienvenida al nuevo año dos mil veinte, con los brazos abiertos, con la mente bien clara y el deseo que sea el mejor de los año de esta década, en nombre de Dios y la patria, así lo declaramos, en nombre del sector salud, del sector productivo y sus trabajadores, el sector educativo que sea prioridad, el sector universitario que sus prestigios brillen como una estrella sobre las olas, que venga un cambio en la política económica, una pronta reactivación, un país con poderosas industrias, empresas, comercios, una ganadería admirable y respetable, una agricultura a nivel de los países desarrollados, un transporte terrestre, aéreo y marítimo de primera, la pronta recuperación de las industrias básicas del país, con prioridad, todos las necesitamos, la reactivación del sector construcción, si estamos consiente que ese sector aquí y en cualquier parte es muy respetable y genera bienestar en todos los sentidos; que todas estas plegarias al año dos mil veinte contribuyan a no seguir fomentando la pobreza, generar riquezas para todos y no la mente concentrada en que comerán mi hijos hoy.
También los que se preocupan y desean contribuir con el fortalecimiento del país, están dispuestos a actuar como los japoneses y si posible superarlos, cuando ellos hablan y ponen en práctica lo que dicen, primero; educación, trabajar y servir con humildad, ser un ciudadano de primera, no andar haciendo trampa y actuando como un taimado, siempre dándole preferencia a la viveza criolla; los japoneses no piden, ofrecen cada día trabajar más horas, corregir las fallas que se les han escapados, piden perdón por los errores y la promesa de no cometerlos más, si van a las iglesias de sus preferencias no van a pedirle a Dios, van es a ofrecer, diciendo, te prometo que este año seré más productivo, seré mas amoroso y no cometeré los errores de este año, los sindicatos ofrecen soluciones y no conflictos, ofrecen y apuestan porque las empresas donde laboran cada día prosperen mas, no dudo que el sector productivo privado va por ese camino, contribuir a que haya una buena alianza con el sector público, donde se logre todo lo positivo posible que sea de beneficio para todos, ese es el deseo generalizado y los lineamientos de los líderes que representan la economía con fe de que el gobierno de turno acepte las propuestas y sirva para contrarrestar la diatriba visceral, que tanto daño a causado por esto y muchas razones más, que este próximo dos mil veinte venga con ideas claras, con certidumbre que nos anime al trabajo honesto y la colaboración espontánea.
Ahora más que nunca el campo es la solución, unidos todos por la paz, la convivencia, el respeto y la prosperidad de nuestro país.
José Gerardo Mendoza Durán