El Petro resultó otra oleada de colas en el país las cuales habían desaparecido y con ellas un estado de angustia y pobreza.
Cuando pensionados y trabajadores públicos pensaron disfrutarían esta criptomoneda convirtiéndola en la página Patria a bolívares para ir al mercado a comprar sin ningún inconveniente, terminaron frente a locales comerciales en interminables colas.
Es el caso de Carora, donde desde el 25 de diciembre bajo el inclemente sol las personas hacen kilométricas colas en establecimientos dispuestos con captahuellas para el intercambio del Petro por mercancías.
La calle Bolívar, las avenidas 14 de Febrero y Francisco de Miranda son las zonas de mayores colas por estar ubicadas en la zona de mvimiento comercial de la ciudad.
Desde las 5:00 de la madrugada llegan los tenedores del petro a los locales a esperar que abran a las 8:00 de la mañana.
En algunos les entregan por lotes treinta ticket y en otros cincuenta, pero para que esa cantidad de personas sea atendida con rapidez el sistema debe estar en óptimas condiciones y falla constantemente durante el día, lo que retrasa considerablemente el proceso de compra y hace que la gente entre en desespero.
La mayoría de personas que se observan en las colas son adultos mayores provenientes de diversos caseríos del municipio Torres, muchos de ellos con rostros de sufrimiento, agotamiento y deshidratación.
Uno de ellos reaccionó diciendo: «El que va a caer es este sistema» refiriéndose al régimen de Maduro.
Mujeres con niños en brazos tiradas sobre las aceras para comprar con la criptomoneda también forman parte de este nuevo drama que ha comenzado en Venezuela.