Para esta navidad y año nuevo, el régimen creó una ilusión monetaria con el petro.
Así lo declaró para Elimpulso.com, Orlando Zamora, exjefe del Departamento de Riesgos del Banco Central de Venezuela.
Miles de personas están haciendo colas a las puertas del Banco de Venezuela, para retirar bolívares tras haber hecho las conversiones; y otras tantas en los centros comerciales, donde tienen las máquinas para operar con la llamada criptomoneda venezolana.
Pero, el dinero en nuestro país no tiene respaldo en actividad económica, ni en exportaciones petroleras, dice Zamora. Lo que está circulando es dinero inorgánico, emitido por el Banco Central de Venezuela.
El bolívar quedó huérfano, porque no tiene quien lo sostenga y, en consecuencia, a cada instante pierde valor.
Dinero circulante
El volumen de dinero circulante en Venezuela está estimado en 27 billones. En otras palabras, 27 seguido de doce ceros.
Pero, a ese volumen hay que agregarle los 30 millones de petro que aprobó Nicolás Maduro.
Tomando en consideración que esos 30 millones de petro equivale cada uno a un barril de petróleo, entonces, tenemos que si el barril petrolero tiene un precio de 54, 73 dólares y cada dólar está en 46.112 bolívares, tendremos, mediante el cálculo más sencillo, que eso representa la cantidad de 1.731.900.000 dólares estadounidenses, o lo que es lo mismo 79.861.372.800.000 bolívares (más de 79 billones).
Por supuesto, no todo ese dinero lo tiene en sus arcas el BCV, que es garante del petro y el sistema para su operatividad lo tiene el Banco de Venezuela.
Embellecimientos
Maduro no sólo ordenó que parte de esos petros fueran a parar a pensionados y jubilados, sino que también se los ofreció a gobernaciones y a alcaldías.
Por ello, en estos días previos a la navidad, se llevaron a cabo planes de embellecimientos en varias ciudades, donde también se iluminaron plazas y parques.
Fortalecida la hiperinflación
Ahora bien, ¿quién compra los petros? Sólo el BCV.
El dinero que ha comenzado a circular por las transacciones del petro, indudablemente, fortalecen la hiperinflación.
Y ya ni el dólar puede amarrar los precios.
No es capaz de estabilizar la economía, porque el proceso de destrucción del bolívar continúa su marcha.
La gente está recibiendo los bolívares, pero los gasta inmediatamente, sobre todo en alimentos o medicinas si es que necesita éstas urgentemente, porque el dinero se está pulverizando a cada instante.
El régimen puso a disposición del público veinte millones de euros en noviembre y la semana pasada dio a conocer que había puesto otra cantidad, cuya cifra nunca reveló.
Válvula de escape
El dólar, mientras tanto, está siendo utilizado en transferencias por algunas empresas, que requieren de materia prima para producir ciertos rubros. Claro está, al margen del sistema bancario nacional, porque no pueden utilizar éste por la medida de aislamiento financiero que impuso Estados Unidos.
El régimen que se había resistido a dolarizar, lo que hizo fue liberar el tipo de cambio. Y hasta el Tribunal Supremo de Justicia llegó a decir que hay libre convertibilidad, porque ya no existe la ley de ilícitos cambiarios.
Como ahora nadie controla los precios, la economía tiene que reactivarse, aunque de forma desordenada. Pero, no hay producción agrícola, han caído las exportaciones petroleras porque la producción también se ha reducido y hasta el 31 de este mes está vigente la ley que permite importar 800 productos libres de aranceles.
A Maduro lo venció la realidad. Dio gracias a Dios porque el dólar, según sus propias palabras, era una válvula de escape que se necesitaba.
Sin embargo, a diferencia de China cuya dirigencia política piensa como capitalista, continúa con una economía socialista, que ya ha alejado del país a más de cuatro millones de personas que buscan un futuro distinto al que existe para quienes no han podido salir como migrantes.