Gracias a eventos, talleres y cursos, la Fundación Alzheimer de Venezuela puede mantener sus puertas abiertas, pues la ayuda económica que perciben de los patrocinantes o empresas privada ya no es como antes
Todos los días hay más organizaciones sin fines de lucro que apuestan a la mejora de la calidad de vida de quienes sufren de demencia y defienden sus derechos que, en un país en las condiciones actuales del nuestro, son más propensos a ser vulnerados. Una de esas organizaciones es la Fundación Alzheimer de Venezuela.
Este octubre cumplió un año más de haber sido creada. Ya se suman 30 años desde que ese proyecto social empezó a brindar ayuda a los hogares venezolanos en los que existe un paciente con demencia, ofreciéndoles atención psicológica y capacitación a los familiares que los atienden, a fin de que sepan cómo deben ser los cuidadosa ofrecer.
Según esta asociación, actualmente, cerca de 200.000 familias de Venezuela se ven afectadas porque algún familiar posee alguna enfermedad o padecimiento asociado a la demencia. De hecho, se espera que en los próximos años uno de cada ocho venezolanos mayor a 65 años, padezca de alzheimer o algún otro tipo de demencia.
En este sentido, Mira Josic de Hernández, directora ejecutiva de la Fundación Alzheimer de Venezuela, asegura que lo que ellos tratan de hacer es «cubrir un gran vacío por la ausencia de políticas públicas hacia estos pacientes, ante una importante demanda de cuidados y recursos sociosanitarios. Nos hemos ido consolidando con el objetivo de mantener a las personas dependientes en su medio habitual, proporcionado ayuda a sus cuidadores».
De acuerdo con Hernández, en estos años de ardua labor han trabajado en pro de conseguir la promulgación de «una política de Estado para el alzheimer, lo que ha sido imposible a pesar de que nuestro trabajo ha sido impecable». El fin último de la fundación es lograr la inclusión de las personas con alzheimer y sus cuidadores a la sociedad.
Aún sigue en pie
Fundación Alzheimer de Venezuela, al igual que muchas otras organizaciones, mantiene sus puertas abiertas gracias a la ayuda que prestan muchos voluntarios, pues cada vez la situación esta más difícil para todos y por tanto el subsidio que antes recibían ha bajado.
Anteriormente poseían patrocinantes que los ayudaban a mantener gran parte de la institución, pero cada vez son menos. Es por esto que han tenido que recurrir a la realización constate de sus actividades y talleres para recoger fondos.
«La fundación pretende funcionar bajo autogestión; sin embargo esto no alcanza. Hemos hecho eventos que han sido exitosos, y otros no tanto. En el bingo, por ejemplo, llegamos a perdida. La gente esta muy apática. Para vender las entradas cuesta, entonces, lo que hacemos es ajustar los costos de cada actividad que ofrecemos. Eso se hace cada semana o cada quince días», informó Hernández.
La fundación ofrece clases de tai-chi, talleres para familiares y cuidadores y, en alianza con la Fundación Instituto de Formación de Recursos Humanos para Personas con Discapacidad, dictan cursos mucho más técnicos de capacitación para todo aquel que quiera ser cuidador de personas con padecimientos como el alzheimer u otras enfermedades asociadas a la demencia.
Ursula Penalillo, gerente de la Fundación Alzheimer de Venezuela, precisa que es un taller muy demandado por las personas que desean irse del país, pues ayuda a conseguir trabajo en el extranjero relativamente rápido. «Si piensan irse del país, toman este curso. La formación es corta. La duración es de tres meses y por eso es uno de los más demandados», detalló.
Mira Josis recuerda que la labor de Fundación Alzheimer de Venezuela se ha extendido a varios estados del país. Actualmente cuentan con un centro piloto nacional de estimulación cognitiva y atención integral en Caracas y alrededor de 14 sedes regionales.
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