El estado más poblado de Australia quedó paralizado por las condiciones de incendio «catastróficas» que se registraron este sábado en medio de altas temperaturas, mientras que una persona murió debido a las llamas en el sureste del país.
«Las condiciones catastróficas de incendio siguen siendo malas», dijo a periodistas el comisionado de servicios de incendios rurales de Nueva Gales del Sur, Shane Fitzsimmons. «Dado que tenemos un paisaje con mucho fuego activo, tenemos una receta para una preocupación muy seria y un día muy peligroso».
Se pronostica que algunas áreas en el oeste de Sydney alcancen los 47 grados centígrados (115 Fahrenheit). Se esperaba un cambio de enfriamiento en Nueva Gales del Sur a última hora del sábado, aunque las autoridades advirtieron que los fuertes vientos podrían empujar incendios en nuevas direcciones peligrosas.
Nueva Gales del Sur se encuentra en estado de emergencia por séptimo día, ya que alrededor de 2.000 bomberos combaten 100 incendios forestales.
Dos bomberos murieron el jueves luchando contra las llamas al suroeste de Sydney. Geoffrey Keaton, de 32 años, y Andrew O’Dwyer, de 36, se encontraban en un convoy de camiones al suroeste de la ciudad cuando un árbol cayó y provocó que el vehículo saliera de la carretera.
Las autoridades confirmaron el sábado que una persona murió y 15 casas fueron destruidas en Australia del Sur cuando un incendio forestal arrasó las colinas de Adelaida el viernes, a solo 40 kilómetros (25 millas) de la capital del estado de Adelaida. Otra persona resultó gravemente herida después de luchar para salvar su hogar de los incendios.
Las autoridades dijeron que 23 bomberos y varios policías también sufrieron heridas, ya que más de 40,000 hectáreas (98,842 acres) se quemaron en el sur de Australia.
La temporada anual de incendios en Australia, que alcanza su punto máximo durante el verano austral, comenzó antes de lo previsto después de un invierno inusualmente cálido y seco. Unas 3 millones de hectáreas de tierra se han quemado en todo el país durante los últimos meses, nueve personas han muerto y más de 800 casas han quedado reducidas a cenizas.
La devastación obligó al primer ministro Scott Morrison, quien ha sido criticado por irse de vacaciones familiares en Hawai durante la crisis de los incendios forestales. El funcionario se disculpó el viernes por «cualquier ofensa causada a cualquiera de los muchos australianos afectados por los terribles incendios forestales por haberme ido con mi familia en este momento».
Morrison dijo que acortaría sus vacaciones y se esperaba que regresara a Sydney el sábado, donde visitará la sede del Servicio Rural de Bomberos.