Este 15 de diciembre se cumplen 20 años de la tragedia de Vargas. Fuertes lluvias e inundaciones dejaron al menos 30.000 fallecidos y tantos miles más de desaparecidos, entre los que se encuentran 119 niños de los cuales no se tuvo ningún registro.
Muchas personas murieron en sus casas atrapadas porque no pudieron salir a tiempo o porque se resistían a dejar lo que había sido su hogar durante años. Las toneladas de lodo tapiaron las calles y solo quedó un lugar desconocido para quienes pudieron ver el después de aquel deslave que arrasó con todo lo que había a su paso.
Muy pocas edificaciones se mantuvieron erguidas y, aunque así hubiese sido, de alguna forma quedaron notablemente dañadas. Carros, autobuses, animales y personas se iban con la corriente. No hubo contemplación de la naturaleza en esa fecha, en la que Venezuela se preparaba para las elecciones con las que el fallecido presidente Hugo Chávez pretendía modificar la Constitución.
En testimonios de sobrevivientes citados por El Nacional, se cuenta la historia de Gladys George, de 66 años de edad.
«Para nosotros, tanto para mi hijo como para mí, la tragedia de Vargas fue una situación difícil. Yo estoy viva porque mi hijo, que en aquel entonces tenía 17 años, no quiso quedarse en la casa. Ya yo tenía un gran dolor que fue la pérdida de mi hijo mayor dos años antes de la tragedia, y yo por no dejarlo solo a él, porque era lo que me quedaba, lo seguí. Dejé mi casa, a mi esposo, a mi padre, que estaban tratando de ayudar a otras personas a subirse a la platabanda de mi casa, que era de dos pisos. La verdad es que no es fácil tomar una decisión así y dejar todo atrás».