Otra navidad, otro año nuevo, otro punto de partida para la reflexión, con nuestras esperanzas, junto a nuestras ilusiones propias que nadie nos la puede quitar, pues ella está profundamente sembrada en el alma, en nuestra historia, en nuestras tradiciones, y en consecuencia en nuestra historia personal y familiar, en el revivir diario de nuestro pasado, semillero de nuestro presente y con sus flores hacia el futuro, tiempos en que se combina todo, la alegría, la tristeza, las ilusiones, los recuerdos, todo en conjunto como un árbol, además de recogernos, como un rizoma en nuestras raíces históricas, el cual será nuestro albergue con las bases del futuro, no solo por sus frutos, sino especialmente por su frondosidad y solidez en sus raíces. Mi pasado está lleno de recuerdos, de pensamientos, de sentimientos, la mayor parte de ellos inconscientemente busca las cosas buenas en los demás, los valores que nos unen y no aquellos que nos distancian; como abogado que soy, siempre trato de estar del lado de la justicia; como docente que también soy, trato igualmente de dar lo mejor de mi a mis alumnos; como ciudadano activo todavía participo en distintas actividades donde pueda ser útil, a mi Ciudad y a mi País, hoy día tan convulsionado, como exmiembro Rotario que fui y donde dedique gran de parte de mi juventud, también me es grato enviarles un saludo navideño, como también les envío un abrazo fraterno a mis amigos y compañeros en las letras, de la Asociación de escritores del Estado Lara recordando siempre a quien por muchos años fue su presidente y ya no se encuentra entre nosotros el recordado profesor don Alfonso Jiménez, ante un nuevo tiempo donde se nos hace presente y se acerca nuevamente el tiempo de la navidad, tiempo en el que recordamos el origen de toda esta celebración, representado en el nacimiento milagroso de Cristo Jesús, quien siendo parte de la santísima trinidad, se hizo humano y vino al mundo desde el vientre de una santísima mujer virgen, para habitar entre nosotros y darnos sus enseñanzas y llenarnos de fe y quien con su ejemplo de amor durante treinta y tres años, caminó y anduvo en este mundo para conocernos más y redimirnos, sí, el tiempo de la navidad es un tiempo para la reflexión, para pensar en que cada vida posee un tiempo y un espacio de importancia único y maravilloso, y como único que somos cada uno de nosotros tenemos el compromiso de ser felices y de vivir y de seguir adelante en esta parte del mundo donde escogimos nacer, Venezuela, donde cadadía nos empeñamos por hacer de nuestra vida y de nuestro País un lugar mejor para seguir cristalizandonuestros sueños, es un tiempo dondeme animo una vez a no pensar en la adversidad y en seguir con mucha fe y optimismo hacia adelante. Amigos lectores, ciudadanos, articulistas y escritores vayan mis mejores deseos por una Feliz Navidad y un maravilloso y venturoso Año Nuevo 2020.
Juan Raad Álvarez